Ayuda para engendrar

I.M.
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El CHUA ofrece a las parejas estériles fecundación in vitro, inseminación artificial y congelación

El servicio de reproducción asistida del  Complejo Hospitalario Universitario de Albacete sólo en el 2014 prestó 600 ayudas para engendrar, entre fecundaciones in vitro con 300 tratamientos, inseminación artificial con 200 y congelados con 100, según información facilitada por Carmen García y María Resta, facultativas del  servicio de Obstetricia y Ginecología de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete.

La fecundación in vitro, como es conocido, es un tratamiento que consta de procedimientos médicos y biológicos destinados a facilitar la unión de óvulos (ovocitos) y espermatozoides en el laboratorio y obtener embriones que luego serán introducidos en el útero para lograr la gestación. La inseminación artificial, por su parte, consiste en la colocación de una muestra de semen, previamente preparada en el laboratorio, en el interior del útero de la mujer, con el fin de incrementar el potencial de los espermatozoides  y las posibilidades de fecundación del óvulo.  En la fecundación in vitro, según apuntan Carmen García y María Resta,  la tasa de éxito roza el 35%, en la inseminación artificial oscila entre el 10 y el 15% y en el congelado, una variante de la fecundación in vitro, entre el 20 y el 25%.  En el 2014, los embarazos conseguidos fueron 23  por inseminación artificial y 90 por fecundación in vitro.

Y quiénes recurren a la reproducción asistida.  Por un lado, parejas que llevan un año intentando un embarazo y pese a mantener relaciones estables no lo consiguen, con una excepción, si la futura madre tiene 37 años o más no hay que esperar 12 meses antes de acudir a estas técnicas, con seis ya son suficientes  y de hecho la mitad de las pacientes del servicio de reproducción asistida en el CHUA de Albacete precisamente rozan esta edad.   Y por otro,  aquellas otras parejas que sea ella o él tienen problemas previos ginecológicos o urológicos, respectivamente, y en un momento dado deciden ser padres, explican ambas facultativas.

 Lo que determinen o aconsejen los criterios médicos serán, en definitiva, los que acaben por determinar que método de reproducción asistida será el que finalmente acabe por usarse, lo que no quita para que en más de un caso al fallar una técnica se haya tenido que optar por otra. Por ejemplo, de la inseminación a la fecundación in vitro.  

El servicio de reproducción asistida se encuentra ubicado en una  planta anexa del Hospital General donde se sitúa el laboratorio de semen y el de fecundación in vitro,  ‘fiv’, como se le conoce coloquialmente entre los profesionales de la sanidad.

 Los pasos a dar por los futuros papas para hacerse con una de estas ayudas para engendrar arrancan en el médico de cabecera, el cual, además de facilitarle las primeras informaciones y pedirles las primeras pruebas de salud básica, será el que les remita a una consulta ginecológica general. En la consulta ginecológica general es en donde ya tendrán lugar las siguientes pruebas en el marco de un estudio más centrado en  la esterilidad,  dice  Carmen García. De la general pasará a la específica de esterilidad.  Y al igual que pasa con la mayoría de las especialidades que hay en la sanidad pública, en esto también hay lista de espera.

De entrada son dos los requisitos a cumplir por la futura mamá.  El primero tener como mínimo 18 años y el segundo como máximo no haber cumplido los 39 en el momento de la primera consulta en la correspondiente unidad de reproducción asistida.  No obstante, lo mismo que hay requisitos para entrar, hay requisitos que excluyen.  Así, aquellas mujeres a las que se le evidencia una mala reserva ovárica no se les aplicará un tratamiento de reproducción asistida, lo mismo que a aquellas parejas que ya tengan un hijo en común, con una excepción, no obstante. Dicha excepción no es otra que en el caso de que uno de los miembros de la pareja actual  ya tenga un hijo con alguna otra pareja únicamente se les someterá a un ciclo de fecundación  in vitro convencional.

caro y complejo.  Para que haya un embarazo hace falta un óvulo y un espermatozoide y un sitio en donde se encuentren y un sitio en donde se quede el embrión. Antes de llegar a esto habrá que saber primero cómo están los óvulos y los espermatozoides y cómo está el útero y las trompas, al margen de que para extraer los óvulos se requiere de una operación con anestesia general, no así para su implantación.

Por ello, hablar de reproducción asistida es hacerlo no sólo de un proceso en el que se involucran diferente especialidades sino también de un proceso complejo y caro. Sólo en lo que es personal estamos hablando de dos ginecólogas y dos enfermeras en consulta, mientras que adscritos al laboratorio de fecundación in vitro hay una matrona, dos embriólogas, un anestesista y su enfermera y al quirófano, otro ginecólogo y enfermeras. También a veces se hace necesaria la colaboración de un urólogo si se requieres de una biopsia de testículos. Luego están los  fármacos y es que tanto la ‘fiv’ como la micro inyección espermática comienzan habitualmente con la estimulación de los ovarios mediante el uso de fármacos, cuya acción es similar a la de ciertas hormonas producidas por la mujer. Como se ha mencionado no todos son éxitos, hay abortos y también hay embarazos múltiples, sobre un 20% del total y es que, dicen estas facultativas, «para que sea más rentable  se ponen, no uno, sino dos embriones por normal general. No obstante, esta decisión, la del número de embriones, la tomará la pareja en sí, es decir, tú puedes explicarles los riesgos que conlleva un embarazo múltiple, pero ellos, repito, son los  que tienen la última palabra».

La cobertura.  «Es cierto, añaden a continuación, que la Ley permite hasta ahora colocar tres  embriones, pero esto es excepcional y ya no sólo porque somos los propios especialistas los que no lo aconsejamos sino también porque son los futuros padres los que suelen caer  en lo complicado que puede resultarles tenerlos luego en casa, por  lo que ellos mismos se suelen frenar, de manera que como mucho al año podemos tener dos transferencias de tres embriones. También es cierto que otras veces se colocan dos y sólo queda uno o ninguno».

La sanidad pública en lo que es reproducción asistida financia un número muy concreto de ciclos. En lo que es inseminación con semen conyugal o de donante se realizará un máximo de seis ciclos, aunque la tendencia es quedarse en los cuatro simplemente porque, indican García y Resta, a partir de ese momento las posibilidades de éxito son menores, mientras que en fecundación in vitro el máximo está en los tres ciclos, aunque a veces con dos es igualmente suficiente. No obstante, en un caso como en otro  todo dependerá de cómo sea la respuesta femenina al tratamiento, de los resultados y de lo que aconsejen los médicos.

En el ámbito de Castilla-La Mancha únicamente se practican  técnicas de fecundación in vitro en el Hospital General Universitario de Albacete y en el Complejo Hospitalario de Toledo. En el resto de las provincias la opción que se sigue es la de la derivación a laboratorios concertados.