Su práctica se traduce en bienestar para el cuerpo y para la mente. Y la variedad de tipos hace que cada vez gane más adeptos. Innegable es que ha contribuido a darle eco en buena medida la moda de influencers o caras conocidas de la televisión y la moda que la han incorporado a su rutina diaria. Pero el yoga no es ni una novedad, ni el último grito en actividad física. Es, o eso afirman sus crecientes convencidos, una forma de vida.
Tanto es así que, en el calendario de citas de carácter internacional, tiene hasta día propio: el 21 de junio. Lo proclamó la Asamblea General de Naciones Unidas en 2014, consciente de su imparable repercusión.
Albacete no quiere quedarse a un lado. La proliferación de centros donde se imparte, con profesores cada vez más especializados y cualificados, posibilita que la práctica del yoga haya dejado de ser una complicada búsqueda para convertirse en una opción al alcance de la mano, o más bien del cuerpo, de todo el mundo.
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