El runrún que condujo a la desaprobación

C. Guzmán
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El público exteriorizó en el pésimo encuentro frente al Mirandés las malas sensaciones que arrastra el Albacete Balompié desde el comienzo de la temporada

Álvaro Jiménez (en primer plano) y Álvaro Arroyo, durante el partido frente al Mirandés. - Foto: José Miguel Esparcia.

La enésima pifia ofrecida por el Albacete Balompié en el encuentro del pasado domingo frente al Mirandés dejó en evidencia, acaso de manera definitiva, las limitaciones de un equipo que, sobre todo en algunas fases, resultaron ciertamente alarmantes. Lo que se había dibujado de manera eufemística como 'un conjunto en formación' que precisaba el lógico encaje de sus piezas no parece compadecerse con la realidad. El Albacete se duele de males estructurales que convierten cada partido en un suplicio dependiente de la ruleta de la suerte. (MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA)