Acusado de lesiones al borrar un tatuaje niega mala praxis

M.O
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El procesado, trabajador de una clínica de estética en la ciudad, defendió en el juicio su actuación y su formación para poder practicar este tipo de servicios

Acusado de lesiones al borrar un tatuaje niega mala praxis - Foto: Javier Pozo

Una multa de 3.000 euros y un año de inhabilitación en su trabajo es la condena a la que se enfrenta el trabajador de una clínica de estética de la capital si es encontrado culpable del delito de lesiones imprudentes por el que le denunció una cliente, una joven a la que iba a borrar un tatuaje en un brazo, pero que tras la primera sesión sufrió serias quemaduras que le han dejado una cicatriz. El juicio por estos hechos, que se remontan a febrero de 2017, se celebró ayer en el Juzgado Penal 1. La joven, que testificó, fue indemnizada por los lesiones un día antes del juicio, y de parte de la aseguradora de la clínica. Ante esa indemnización, el fiscal al termino del juicio aceptó rebajar la multa que se pedía inicialmente, aunque ahora es el juez el que debe determinar si hubo delito en la actuación del acusado, J.C.L.B.

Dicho procesado afirmó que estaba en posesión de la formación que le acredita como higiénico-sanitario, y que sigue en el mismo trabajo: «Esta es la primera reclamación que tengo; siempre informamos de los riesgos, el tratamiento puede tener secuelas». Cuando la cliente les informó de las quemaduras que tenia, y la infección en la herida, «la enviamos al dermatólogo». Dicho dermatólogo también testificó en el juicio. Dijo que en su opinión el manejo de un láser para borrar un tatuaje debería ser algo que esté en manos de un médico. El fiscal, de hecho, también puso en duda que el título de higiénico-sanitario habilite para quitar tatuajes. Alegó que sirve para hacerlos, según el decreto de Castilla-La Mancha que regula esta actividad, pero la técnica de eliminar los tatuajes no tiene nada que ver con la de hacerlos, dijo. El dermatólogo, que explicó que en teoría al comenzar la aplicación del láser puede calibrarse la necesidad de usar menos potencia, reconocía también que las complicaciones no implica per se que hubiera una mala praxis, así como un mismo tratamiento puede tener reacciones distintas en dos personas. La denunciante, que enseñó la cicatriz en su brazo como prueba de las consecuencias, aseguró rotundamente que de saber que se sometía a un riesgo como éste no hubiera aceptado someterse al servicio: «Para nada».