El siglo XVI hizo de Albacete una villa prometedora

V.M.
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El historiador Carlos Ayllón intervino en el ciclo de charlas sobre la historial local en el viejo Consistorio

El siglo XVI hizo de Albacete una villa prometedora - Foto: Rubén Serrallé

El Museo Municipal acogió ayer la segunda conferencia del ciclo Historia de Albacete. Del siglo X al XX, que impartió el historiador Carlos Ayllón Gutiérrez dentro del programa Cultura en Otoño. 

Ayllón hizo un breve repaso por este período de la historiografía que se prolonga por espacio de algo más de ocho décadas, entre el inicio del reinado de Isabel y Fernando, pasando por el breve reinado de Juana la Loca y finalizando con el del emperador Carlos V, concretamente hasta que éste abdica en su hijo, Felipe II, centrándose en múltiples aspectos: sociales, económicos y políticos.

Poco antes de su intervención, titulada La villa y los reinados de los Reyes Católicos y de Carlos I, el ponente comentó a La Tribuna de Albacete las características de este período histórico que afianzó el despegue socioeconómico de la ciudad, «convirtiéndola en una villa prometedora».

«Es una época -subrayó- en la que la villa había dejado de ser una aldea de Chinchilla de Montearagón y empieza a ganar importancia  e incluso a superar la población que tenía ésta; se trata de una época de mayor estabilidad y prosperidad, en general, donde Albacete se sitúa a la par que localidades históricas como la ya citada Chinchilla o Alcaraz.

Ayllón definía este etapa como de «consolidación, de cierta calma social y del inicio de una pujanza   que luego se interrumpiría con la crisis del siglo XVII».

sucesión de conflictos. Desde el punto de vista  político, no fue escenario de acontecimientos extraordinariamente relevantes, «se deja llevar por todo lo que ocurre en todo el Reino, sí que va a acusar sucesivos conflictos: primero la guerra civil en Castilla entre Isabel la Católica y su sobrina, Juana la Beltraneja; después la guerra de Granada, que contó con la presencia de muchos combatientes de Albacete tras el reclutamiento en la zona, bastante de los cuales desertaron y regresaron; y, finalmente, el levantamiento armado de los comuneros».

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