El colectivo LGTB oculta su orientación por miedo al despido

Ana Martínez
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El 60% de los empleados que no son heterosexuales temen el rechazo y el aislamiento por parte de sus compañeros, aunque los peores datos los arrojan las personas trans, que registran un 80% de paro

El colectivo Lgtbiq+ salió a la calle el pasado jueves para reivindicar sus derechos. - Foto: José Miguel Esparcia

Están celebrando 50 años de lucha contra la discriminación. Poco a poco, gracias a sus reivindicaciones en el espacio público, han ido conquistando derechos, como el matrimonio igualitario, los protocolos para personas trans o el acceso a la maternidad y paternidad, pero ahora, con el nuevo panorama político y la aparición de partidos homófobos de extrema derecha, temen un retroceso, inadmisible después de tantos años de resistencia. Fundamentalmente porque todavía queda camino por recorrer hasta alcanzar la igualdad y el respeto a su libertad, a sentirse como quieran y a decidir sobre su cuerpo.

A día de hoy y a pesar de ese medio siglo que conmemora la reacción del colectivo Lgtbiq+ ante la redada que se produjo en el pub Stonewall, ubicado en el barrio neoyorquino de Greenwich Village, las personas que no cumplen con el binarismo de género siguen sufriendo todo tipo de discriminaciones, vejaciones, insultos y agresiones, por el simple hecho de no ajustarse a los estereotipos impuestos por el heteropatriarcado.

Una discriminación que se establece y ellas mismas normalizan en el ámbito laboral, donde más del 60% de las personas Lgtbiq+ ocultan su orientación o identidad sexual por miedo al despido: «En las entrevistas de trabajo y en los inicios de un nuevo empleo domina la ocultación o, al menos, la no expresión, que se va produciendo informal y parcialmente a medida que se construyen espacios de confianza y de intimidad en el espacio laboral». Así lo confirma un estudio encargado por el Ministerio de Sanidad titulado Las personas LGTB en el ámbito del empleo en España, que pone de manifiesto cómo la diversidad sexual se trata en el trabajo con un nivel básico de homofobia, a través de comentarios, rumores, miradas, bromas, comentarios de contenido sexual y un lenguaje irrespetuoso, que los trabajadores Lgtbiq+ aguantan y soportan y, lo más grave, no llegan a identificar como actitudes homófobas.

«Sabemos que en los centros de trabajo hay muchísimos trabajadores LGTB que no manifiestan su orientación o identidad sexual por miedo a sufrir el rechazo de su compañeros y el aislamiento, el acoso laboral y también el despido», afirma Rosario Martínez Pedrosa, secretaria regional de Mujer e Igualdad de Comisiones Obreras de Castilla-La Mancha.

Es ella quien alerta de la grave situación por doble y triple discriminación que sufren las personas trans, trabajadores y trabajadoras que tienen «serias dificultades para incorporarse al mercado de trabajo y cuando encuentran un empleo les cuesta muchísimo mantenerlo, porque el proceso de transición es largo y muy pocas empresas están dispuestas a asumirlo».

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