El Badajoz y el Villarrobledo decidieron hacer un tributo a la razón de ser del fútbol, el gol, y ofrecieron un recital que, sobre todo en un inicio alocado, deparó un duelo pleno de alternativas y emoción, de esos que entusiasman a los aficionados y suelen disgustar a los técnicos por la sensación de vértigo y falta de control.
El equipo de Edu Pérez, negado hasta ayer ante la suerte suprema, supo reponerse a cada golpe del cuadro pacense. Sendos penaltis provocados por un sensacional José Carlos, y tgransformados por Nacho Huertas, y un tanto de George Lucas permitieron al cuadro manchego llegar a la recta final con empate (3-3). Pero el arreón final de un Badajoz superior acabó condenando a un Villarrobledo que acabó con un jugador menos por la expulsión de Li Jinquing en los compases finales de un encuentro con tres penas máximas e infinidad de ocasiones.
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