"En 2010 logramos lo imposible"

EFE
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Andrés Iniesta era centrocampista, el hombre designado para organizar con Xavi el juego de la selección, pero acabó subiendo al área para marcar un gol único, el que dio a España su título Mundial y llevó a la gloria a todo un país

"En 2010 logramos lo imposible" - Foto: Lavandeira Jr.

Andrés Iniesta se convirtió hace una década en «Iniesta de mi vida», en el héroe de la final de Sudáfrica que dio el Mundial a España. El primero y el único hasta ahora. La razón, la tiene clara: «Se juntaron muchas circunstancias» para que la Roja ganase aquel título. Y ahora, parece que no se dan para poder repetir una gesta similar a la de aquel 11 de julio de 2010.

Hoy se cumplen 10 años de la victoria de España ante Holanda que supuso conquistar el Mundial. ¿Qué supone para usted esta fecha?

Muchos recuerdos te vienen a la cabeza, de situaciones, vivencias... Y te emocionas, porque fue algo único. Este año es además una fecha simbólica porque se cumplen los 10 años, y lo disfrutaremos desde Japón -el de Fuentealbilla ha retomado la competición con su equipo, el Vissel Kobe nipón- y con mucha emoción.

¿Qué recuerdos concretos guarda de los primeros 90 minutos de ese partido?

Un poco de todo: la intensidad con la que se vivió el partido, las cosas que pasaron, cómo acabó... Cuando echas la vista atrás te vienen a la cabeza todos esos momentos, y sobre todo, la felicidad de conseguir algo que parecía inalcanzable.

Una década después, ¿priman los recuerdos positivos sobre otros aspectos negativos, como la dureza del juego de Holanda?

Al final, te quedas principalmente con lo positivo, con la victoria final y los momentos más intensos que vivimos. Creo que fue una experiencia brutal todos los días que pasamos en Sudáfrica. La convivencia fue magnífica y eso creo que es lo más bonito que me llevo del Mundial.

Ese buen ambiente entre ustedes, ¿fue una de las claves para el triunfo del Mundial de 2010, y las  Eurocopas de 2008 y 2012?

Muy pocas veces, personalmente, he vivido grupos o vestuarios en los que no haya habido buen ambiente. A partir de ahí si lo hay, y si lo hay con mucha confianza, con mucha creencia en lo que se hace, pues todavía mejor. Y eso creo que fue lo que pasó en Sudáfrica, tanto por parte de los jugadores y del ‘staff’. Son muchas circunstancias que se juntan, y que hacen que estés más cerca de un objetivo como es ganar un Mundial, que es prácticamente imposible.

¿Cuál es la consigna que les da Vicente del Bosque o de qué hablan entre ustedes antes de comenzar la prórroga de la final?

Lo que recuerdo de esos momentos es mucho, mucho ánimo entre nosotros y entre los compañeros que estaban en el banquillo. De hacer ese último esfuerzo después de todo el Mundial, y también de confianza en que, al menos desde lo personal, nos sentíamos más fuertes que ellos, y que estábamos llegando mejor al tiempo extraordinario de la prórroga y teníamos que aprovecharlo.

Llega el minuto 116, y Cesc Fábregas le da un pase de gol dentro del área. ¿Antes de recibirlo, sabía ya qué iba a hacer?

Sí, cuando el balón sale rechazado de ellos en el pase de Torres y veo que va a quedar en la frontal y que Cesc va a recibir, yo más o menos sé dónde está la portería y dónde estoy. Esperando el pase y sabiendo que por mi posición, el disparo que quería hacer era lo más cruzado posible para Stekelenburg -portero de Holanda-, y fuerte. Al final no salió todo lo escorado que quería, pero lo suficiente para acabar en gol.

Su papel con la Roja era fundamentalmente el de centrocampista creador y especialista en el último pase. ¿Le sorprendió ser quien anotara el gol definitivo?

En cierto modo, no. Está claro que los goles los suelen hacer los delanteros, y nosotros teníamos delanteros de muchísimo nivel. El ‘Guaje’ -David Villa- quedó pichichi en ese Mundial, teníamos a Fernando -Torres-... Y los centrocampistas, si podíamos ayudar en esa faceta, mucho mejor. También era un partido donde te podía más la fuerza y el empuje que te quedasen que otra cosa, y yo, en ese sentido, en el final del partido y la prórroga, me sentía muy fuerte. Por eso acabé llegando al área, haciendo el desmarque y en una posición de delantero.

Cuando ve la pelota dentro de la portería... ¿Qué le pasa por la mente?

Con palabras no se puede definir. Es un momento de locura, de alegría, de éxtasis brutal... Empiezas a chillar, a correr, llegan los compañeros, es una locura máxima la explosión de alegría en ese momento. Creo que estuvimos muy cerca de tocar el cielo.

¿Les dio tiempo a preocupase por un posible empate en los minutos restantes?

Sabíamos que quedaba muy poco, y que como mucho habría una jugada o dos, algún balón colgado. Evidentemente, estaba deseando que pitase el árbitro el final, pero tampoco tuve esa sensación de que nos fuesen a marcar.

Esos momentos del Mundial de 2010 son recordados en un documental de Rakuten TV que acaba de estrenarse en esa plataforma. ¿Qué ha supuesto para usted participar en ese filme con sus compañeros de la época?

Mucha alegría. Que 10 años después, en una fecha tan simbólica, podamos volver a reencontrarnos y recordar cómo lo vivimos, o dónde estamos ahora... Son momentos de emoción y de nostalgia.

Tras la victoria en la Eurocopa de 2012, llegaron las decepciones en los Mundiales de 2014 y 2018 y en la Eurocopa de 2016. ¿Qué le faltó a la Roja para mantenerse a su gran nivel?

No es una cuestión de una situación, sino de que coincidan muchas cosas. En esos torneos no estuvimos a la altura, sobre todo a nivel futbolístico. No encontramos el juego, las cosas que queríamos hacer, y los rivales te superan. No hay más secretos. Al final, lo que más nos puede doler es que con la selección que teníamos, no llegásemos a competir mejor.

¿Ve a la actual generación de la selección española con potencial para repetir éxitos a ese nivel?

Selección tienen, ‘staff’ tienen, son jugadores también muy experimentados jugando desde hace tiempo de titulares en sus equipos y siendo importantes. Ojalá que se den los condicionantes para ello.