Cruz Roja y UDP combaten la soledad de 1.500 mayores

ANA MARTÍNEZ
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El 20% de los albacetenses tienen 65 años o más, un porcentaje que supera el 40% en pueblos como Masegoso, y casi 900 voluntarios se encargan de visitarlos cada semana

Cruz Roja y UDP combaten la soledad de 1.500 mayores - Foto: Rubén Serrallé

Dos de cada 10 albacetenses empadronados a 1 de enero de 2018 en esta provincia 65 años o más. El progresivo deterioro cognitivo, problemas de movilidad, una cada vez más reducida red social, junto a su negativa a abandonar su entorno y la falta de plazas en residencias públicas, hacen que la soledad y el aislamiento sea más frecuente, curiosamente, en la avanzada sociedad de la información y la comunicación. 

Los datos del INE muestran un aumento gradual de la esperanza de vida. Diez son los municipios de esta provincia cuya población mayor de 65 años no supera el 20% del total de su padrón: Albacete capital, con un 16%, es la que menor población envejecida tiene, seguida por La Gineta, Hellín, La Roda y Villarrobledo, todas con un 17%. El 18% de la población de Almansa, Balazote y Caudete tiene 65 años o más, una décima más en Barrax y dos, igualando al total provincial, registran Casas Ibáñez, Pozo Cañada y Villamalea. En el otro lado de la balanza, ocho localidades de la provincia contabilizan en su padrón más de un tercio de vecinos que han superado los 65 años de edad. El mayor porcentaje lo registra Masegoso, con un 45% de personas mayores, así como La Recueja, que presenta un 42,5%. Además, cuatro de cada 10 vecinos de Golosalvo, Jorquera, Molinicos, Villatoya, Villavaliente y Yeste ya se encuentran en la tercera y cuarta edad.

Desde hace ya algunos años, entidades sociales como Cruz Roja y la Unión Democrática de Pensionistas (UDP) vienen alertando sobre el avance de la soledad y el aislamiento que sufren nuestros abuelos, como consecuencia de numerosos factores que los obligan a permanecer recluidos e incomunicados durante meses en sus domicilios ante la inexistencia o ausencia de familia y de amigos con los que conversar.

Cruz Roja Albacete tiene a las personas mayores como eje y objetivo principal de su intervención, no tanto para paliar o minimizar esas situaciones de soledad y aislamiento, sino para combatir sus efectos a través del despliegue de redes y recursos sociales que contribuyen a evitar la desconexión social total de estas personas.

«Conforme pasa el tiempo localizamos a un mayor número de personas en una situación de total aislamiento, no solo en sus domicilios, sino también en residencias», advierte Mari Luz Abia Arroyo, coordinadora provincial del departamento de mayores de Cruz Roja, quien aclara que, a pesar de compartir espacios con sus iguales y de tener personal profesional a su servicio, «hay muchas personas mayores en residencias que por su deterioro cognitivo o su proceso de envejecimiento se encuentran muy solas, no hablan con nadie y la relación con el personal es muy escasa».

Cruz Roja pone la maquinaria de su voluntariado en marcha para tratar de reducir los niveles de clausura de estas personas. Para ello permanece en contacto permanente con servicios sociales y trabajadoras sociales de los geriátricos y recibe la visita de otras personas que alertan de situaciones de soledad y aislamiento de vecinos y amigos. Las respuestas en una valoración sobre situación económica, social, familiar, de salud, estado cognitivo, movilidad, etc., permiten identificar a las técnicas de la entidad social si ese nuevo usuario se encuentra en una situación o riesgo de soledad y aislamiento.

Visitas en domicilios. En la actualidad, el programa Enrédate de Cruz Roja atiende a 460 personas mayores de toda la provincia, de las cuales un 70% son mujeres y una amplia mayoría supera los 80 años. Apenas entre un cinco y un 10% se visita en residencias. Un perfil muy común en este programa que trata de minimizar los efectos de la soledad son las mujeres viudas que, al perder a su pareja, «su red de amigos va disminuyendo tanto que entran en un proceso de aislamiento del que luego les resulta muy difícil salir», apunta Mari Luz Abia. 

 

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