'El Fandi' paseó una oreja en un festejo invadido por el tedio

PEDRO J. GARCÍA
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Manzanares, que hizo lo mejor en el toreo al natural con el sexto, sufrió unafea volterera, y Sebastián Castella completó su segundo paseíllo sin lucimiento

Llegaron las figuras otra vez y con ellas el baile de corrales, porque la corrida titular de El Pilar fue remendada con dos toros de Torrealta y, además, se cumplió el dicho de que tarde de expectación, tarde de decepción, ya que la corrida, que se fue casi a las tres horas de duración, estuvo marcada por el tedio en un festejo en el que se presenciaron faenas largas, pero con poco fondo, y donde no faltó el populismo que imprime El Fandi en el tercio de banderillas. Ahí, hay que reconocerle su mérito, con unas dotes físicas envidiables, pero con la muleta ya cambia la película, con sermones interminables de muletazo va y muletazo viene, que le llevó a escuchar un aviso cuando todavía no había cogido la espada para despachar al segundo de su lote.

Castella, que cumplió su segunda tarde del abono, fue ovacionado y, por el rumbo de la tarde, con un público facilón, hasta pudo pasear una oreja del quinto toro, pero la petición era minoritaria e hizo bien el usía en no concederla, porque hubiera sido demasiado premio para una faena ventajista y también pesada, larga en exceso, lo que le llevó a escuchar también otro aviso.

La cruz fue para Manzanares, porque le correspondió en suerte el peor toro de la tarde, el tercero, de Torrealta, sin clase alguna y con el que fue imposible hacer faena, pero además protagonizó el momento dramático del festejo cuando fue prendido por el sexto mientras descabellaba, propinándole una voltereta de la que tuvo que ser atendido en la enfermería, sufriendo un traumatismo craneencefálico y una contusión cervical, por lo que fue trasladado a la clínica Santa Cristina donde permanece en observación.

Con este panorama tras la novena del ciclo, más de un aficionado, que ve cómo se le escapa el abono con lo justo, ya deseaba que llegasen las cinco de la tarde para presenciar la última del serial con una fe loca en Garrido.

populista. El Fandi sigue sacando rédito de su populismo y como le funciona no lo corta, sobre todo en banderillas, donde hay que rendirse a sus grandes cualidades, que le llevaron a completar dos tercios emocionantes, con pares para todos los gustos donde no faltaron los de la moviola y el violín. Lo malo es cuando le sale un toro potable y él se empeña en torear de rodillas, en dar molinetes y en alargar las faenas hasta el infinito y más allá cuando el calado es nulo. Es lo que sucedió con el primero de la tarde, un buen toro que tuvo nobleza y entrega, pero la mala suerte de caer en las manos de un torero que sólo conjuntó una faena sosa, pesada y, también, con poco ajuste. Con la espada pinchó antes de dejar una estocada que fue muy eficaz, lo que unido al populismo del diestro hizo que aflorasen los pañuelos y pasease la única oreja de la tarde. Con el segundo de su lote dio otro mitin y hasta algunos de los entregados espectadores con el primero le pitaron una faena interminable -ya está dicho que sonó un aviso antes de que cogiese la espada-, sin ajuste y con más rodillazos y molinetes marca de la casa. Aquí innovó en el remate, que lo hizo con manoletina y con la espada falló, porque pinchó, cobró una estocada y se contabilizaron seis descabellos.menos mal, porque de estar certera, a estas alturas estamos hablando de que paseó otra oreja y de que abrió la puerta grande. Un salida en hombros barata, pero que hubiera sumado para las estadísticas del torero que lidera el escalafón de matadores de toros.

José María Manzanares no fue el de otras tardes en Albacete, ya sea porque con su primer enemigo era imposible cuajar una faena, ya sea porque nunca se ajustó con el sexto, pese a que lograse lo más lucido de la tarde con su toreo al natural. Ya saben que en el país de los ciegos el tuerto es el rey.

El primero de su lote fue un toro sin clase, que por el pitón derecho nunca humilló y además lanzaba derrotes sabiendo lo que buscaba. Y por el izquierdo ni pasó, por lo que el diestro decidió abreviar su faena que, tras un pinchazo y una estocada casi entera fue silenciada. La segundo tuvo un inicio incierto, con un toro con una embestida descompuesta por el derecho, aunque la cara llegó cuando por el pitón izquierdo se empleó más y tomó la muleta de un Manzanares que ligó las series de naturales, pero muy ventajista y siempre rematando hacia afuera. También alargó en exceso y cuando descabellaba llegó la cogida, por lo que el toro fue despachado por El Fandi.

Castella, que completó su segunda tarde en el abono, no terminó de acoplarse con ninguno de sus dos enemigos, uno de cada hierro, manejables los dos. Por el izquierdo le costó más al toro y cimentó su labor sobre la derecha, pero siempre muy aliviado, sin calado, por lo que la faena nunca rompió, pese al prometedor inicio con dos ajustados pases cambiados, uno con la derecha y otro por bajo con gusto. Además estuvo desacertado con los aceros.

Con el quinto de la tarde, más de lo mismo, sin cruzarse y conjuntando una faena de muchos muletazos, al final en la distancia corta, en la que llegó a ponerse pesado por alargar en exceso.

Otra tarde con poco historia.