Excelencia contra la crisis

Carlos Cuesta (SPC)
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Las compañías son conscientes de que en momentos difíciles la mejor inversión es apostar por líderes capaces y eficientes preparados para vencer la presión, mantener la facturación, la productividad y propiciar la superación de sus equipos

Excelencia contra la crisis

Los empresarios consideran que de la mayor parte de las crisis es posible salir, más tarde o más temprano, con mayor o menor fortaleza pero, con tiempo, una cifra importante de los negocios son capaces de levantarse, aunque es cierto que por el camino se quedan muchos proyectos y trabajadores.  

Es difícil dar las claves para reponerse en momentos adversos como los que vive la economía española en los que a una crisis sanitaria se une otra económica que, en un tiempo récord, ha dejado arrasado el tejido productivo de sectores como el turismo o el comercio que estaban funcionando muy bien y que, sin comerlo ni beberlo, se han visto como las grandes víctimas de una pandemia que, además de las más de 40.000 víctimas mortales oficiales, se ha llevado a más de 200.000 autónomos y ha quebrado más de 300.000 empresas, dejando una tasa de paro al finalizar octubre del 16,26% con 3.722.899,97 desocupados.

En el último informe del BCE quedaba de manifiesto que España ha sido el país más afectado por la caída de la productividad por la pandemia debido a que su economía es más vulnerable al depender de sectores muy dañados como el turismo, los hoteles y restaurantes y disponer de menos compañías manufactureras que otros Estados. 

Ante este escenario, se presenta la excelencia como un concepto innovador que engloba no solo a trabajadores, sino a directivos, cargos intermedios, empresarios, proveedores, representantes sociales, es decir, a todo el conjunto que forma parte del mundo empresarial.

La excelencia laboral es fruto de la inteligencia práctica y está directamente relacionada con la capacidad de liderazgo, así como también con la parte teórica que promueve el desarrollo de I+D+i. 

En este sentido, el gran reto en tiempos de crisis es el liderazgo empresarial que, en momentos de incertidumbre, fracasos y problemas, marca las estrategias de un futuro de más aciertos que errores. Las personas que encabezan los grupos cuentan con una actitud espontánea, acompañada de unas destrezas sociales e intelectuales que ayudan a sumar puntos en esta etapa de cambios inesperados.

Se trata de profesionales que no se achantan ante los cambios ni los momentos de presión, sino que están preparados para afrontar los nuevos tiempos que toca jugar con responsabilidad y preparación.

En esta crisis se ha visto como determinados ejecutivos han actuado de forma acelerada y con determinación cambiando el lugar de trabajo de sus plantillas de la oficina a casa, y han mantenido su cuota de facturación reforzando equipos, dando formación, motivando e incentivando para salir más fuertes de una recesión que se ha llevado por delante a directivos y a muchos negocios que no han sabido reaccionar ni han tenido una visión positiva y activa frente a la pandemia.  

En cualquier tipo de crisis, contar con una persona carismática como cabeza de grupo es esencial, sobre todo, para calmar la posible negatividad y toxicidad que pueden inundar las estructuras laborales. Estar liderados por personas que son capaces de contagiar motivación y entusiasmo hace que se incremente la productividad y que las crisis se vean como verdaderas oportunidades para la expansión.

En este escenario de adversidades, los expertos sostienen que es fundamental mantener el equipo de trabajo informado, con datos contrastados de fuentes fiables y oficiales capaces de practicar la asertividad y la empatía ante circunstancias difíciles y, sobre todo, gestionar con seguridad y acierto.

La excelencia proyecta confianza, transparencia y honestidad desde la realidad que vive cada empresa y los desafíos que debe superar, además, dedica tiempo y los recursos suficientes para apoyar las áreas que más atención precisan.

El objetivo es potenciar valores positivos, promover la responsabilidad personal y de equipo para llevar a una compañía a la excelencia, que sea capaz de crecer en los momentos más duros y difíciles, de acuerdo a sus valores y sus metas.

Metodología

Muchas veces se confunde el éxito de empresas que van bien sus negocios sin tener una planificación ni una metodología con los profesionales de verdad que se rigen por objetivos, que saben en qué mercados quieren vender, con qué márgenes y con cuántos trabajadores quieren estar en los próximos cinco años.

La excelencia es importante por que los grandes avances que se producen en una compañía no son fruto del azar ni de un pedido inesperado, sino del resultado de un trabajo organizado con profesionalidad y por gestores que han sabido utilizar las herramientas a su alcance con sabiduría y maestría.

En este contexto, el talento se ha convertido en un valor al alza, las empresas buscan directivos para tiempos inciertos que, además, sean elementos dinamizadores para sus equipos, así como piezas diferenciadoras en mercados altamente competitivos. Si alguna enseñanza ha dejado la crisis es que, hoy más que nunca, se precisan profesionales capaces, valientes, comprometidos y con talento.

Solo con una estrategia empresarial adecuada no se consigue recobrar el éxito económico, para darle la vuelta a la cuenta de resultados hace falta contar, además, con un plan de acción bien ejecutado por parte de un equipo directivo absolutamente comprometido.

Las diferencias entre el trabajo de unos directivos y de otros no se encuentra tanto en su expediente académico o profesional sino en su actitud ante los cambios y en ser capaces de romper con sistemas obsoletos y reinventar nuevos modelos que se adapten a las nuevas necesidades del mercado.

El objetivo debe estar dirigido a que todos los miembros de una organización estén plenamente organizados y enfocados a prestar una atención y unos servicios excepcionales a sus clientes.

Los economistas consideran que la capacidad de mantener el equilibrio y la capacidad de sortear dificultades, aprender y reponerse ante los fracasos, transformando los aspectos negativos en nuevas oportunidades y ventajas es el secreto de la excelencia y la clave para este momento difícil en el que solo con determinación se consigue que los negocios avancen y se aprovechan las nuevas sinergias y oportunidades.