"Laudate Ceciliam"

A.S.
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Purcell, fallecido un día como hoy de 1695, escribió la Oda a Santa Cecilia en 1683

Representación de Hail! Bright Cecilia (Z.328) de Purcell para voces solistas, coro y orquesta.

Leer la historia de la Iglesia de Inglaterra tiene su aquel, en un ejercicio de intentar imaginarse cuál podría ser el mundillo, el panorama social en que vivió uno de los creadores más atractivos de la música de la apartada Inglaterra, isla ahora divorciada de Europa y de aquel espíritu que reza «la unión hace la fuerza».  Ahora, con el Brexit, la Unión Europea habrá de ser fuerte sin el Reino Unido y mantener las mejores relaciones posibles, aunque sin duda, más difíciles en todos los sentidos.
Pues ya en tiempos de Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, en 1534, más de lo mismo, la Reforma Inglesa ganó sustento político ante la que se venía gestando en la iglesia británica cuando Enrique VIII quiso «anular» su matrimonio con Catalina de Aragón, de acuerdo al Derecho canónico.  Pero resulta que el sobrino de doña Catalina no era otro que el «emperador del Sacro Imperio Romano Germánico» y azuzó al papa Clemente VII, inicialmente favorable a la solicitud del inglés, para rechazarla. Así que, finalmente, Enrique VIII, aunque teológicamente católico devoto, considerado «Defensor de la Fe» por sus ataques al luteranismo, dijo «¿ah, sí?... pues ahí os quedáis» y ni corto ni perezoso, se convirtió a sí mismo en Jefe Supremo de la Iglesia de Inglaterra para asegurar la anulación de su matrimonio. A partir de ahí se lío parda, derramando tanta sangre entre unos y otros que una lideresa como la reina María I puso nombre a un rico cóctel (Blody Mary, «María la sanguinaria). 

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