Londres, la nueva Roma

Agencias
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Italia sueña con conquistar la capital inglesa el domingo y levantar la segunda Eurocopa de su historia

El capitán, Chiellini (2d), será quien lidere las ‘huestes’ italianas ante los ‘pross’. - Foto: CARL RECINE

La final de la Eurocopa de la selección de fútbol italiana, que peleará este domingo en Wembley con Inglaterra por su segunda corona, hacen que el país transalpino vea a Londres como el centro del mundo estos días.

El equipo de Roberto Mancini devolvió entusiasmo a un país entero tras la debacle mundialista de 2018, cuando los ‘azzurri’ no se clasificaron. El combinado mediterráneo transformó esa frustración en motivaciones y renació en la gestión del entrenador de Jesi.

Llega a la final con una racha récord de 34 partidos sin conocer la derrota, con cinco victorias y un empate en este torneo y con un reto enorme por delante, ganar a los ‘pross’ en su propia casa.

Si la afición británica canta ‘It’s coming home’ (Está regresando a casa), refiriéndose al título internacional, la hinchada italiana contesta con un ‘It’s coming Rome’ (Está regresando a Roma).

Banderas tricolores están llenando los balcones de las ciudades italianas, donde los aficionados quieren completar el trabajo, de nuevo enamorados de un grupo de futbolistas unido. La victoria ante España en la intensa tanda de penaltis final disparó el entusiasmo en el país, cuya última alegría se remonta a 2006, cuando, con Marcello Lippi, fue campeón del mundo.

La Azzurra luce en su palmarés una Eurocopa, ganada en 1968, y cuatro Mundiales, conquistados en 1934, 1938, 1982 y 2006.

En el torneo continental, Italia disputará su cuarta final, mientras que para Inglaterra será la primera. Los transalpinos ganaron a Yugoslavia en 1968, pero cayeron en el año 2000 contra Francia y en 2012 ante España.

No obstante, la nación no solo mirará a Wembley el domingo. A solo 20 kilómetros del templo futbolístico, el romano Matteo Berrettini jugará hoy las ‘semis’ de Wimbledon ante el polaco Hubert Hurkacz. 

Tras años oscuros, con el movimiento futbolístico hundido, y pocos tenistas capaces de tutear a los grandes, Italia se prepara para tres días que pueden marcar su historia deportiva. Una historia que recuerda a tiempos gloriosos.