La serie creada por Leticia Dolera, Vida perfecta, y por la que Movistar ha apostado fuerte, ya que realiza mañana un estreno simultáneo en todos los canales Movistar de Latinoamérica, triunfó en la última edición de Canneseries donde Perfect Life (título internacional) se hizo con el reconocimiento a la Mejor Serie además de un Premio Especial de Interpretación creado para la ocasión, que reconoce el trabajo del trío protagonista femenina.
El alma mater de la ficción, Leticia Dolera, explica su origen: «cuando me acercaba a la barrera simbólica de los 35 años, empecé a darme cuenta de que muchas personas de mi entorno, especialmente mujeres, se hacían, nos hacíamos, las mismas preguntas: ¿estás viviendo la vida que quieres vivir? ¿Qué cambiarías? ¿Te atreves? ¿Y si es tu vida la que cambia sin previo aviso, estás preparada? ¿Qué es el éxito? ¿Qué es la familia? ¿Qué lugar ocupa en tu vida el sexo? ¿Y la pareja? ¿Te da miedo hacerte estas preguntas? A veces puede resultar incómodo o doloroso preguntarnos según qué cosas, supongo que por eso escribí Vida Perfecta, para compartir esas cuestiones con el público. Esta producción no pretende, ni plantea, dar respuestas a interrogantes demasiado íntimos y complejos, pero con ella os proponemos un viaje compartido hacia el vértigo, la contradicción y la excitación que produce hacérselas. María, Cris y Esther no siempre aciertan o hacen lo correcto, pero nadie es perfecto», detalla Dolera.
Vida perfecta es una comedia dramática que empieza en un tono más ligero y que, a medida que avanza, profundiza más en los conflictos internos de sus personajes, en la que los momentos de humor se entrelazan o superponen con el drama, lo absurdo o lo grotesco.
La nueva ficción puede interesar a todas aquellas personas que alguna vez se hayan cuestionado acerca de hacia dónde dirigir su vida o a las que la propia trayectoria las ha dejado del revés.
Una de la protagonistas es Cris (Celia Freijeiro). Ella encarna esa figura tantas veces idealizada de la superwoman: una mujer que es buena en su trabajo, buena amiga, buena madre, buena amante, buena esposa, viste bien, va al gimnasio y, además, se siente realizada y es feliz. Parte de su viaje será gestionar el estrés que le produce sostener esa figura, confrontando un tema tabú a nivel social, el de las madres que están hartas de serlo y de vivir con la carga mental y el sentimiento de culpa que les produce no llegar a todo. Por otro lado, Cris se reconocerá a sí misma que pese a haber conseguido todo eso, hay algo que falla, siente un vacío y no sabe muy bien por qué. Todo ello la llevará a reconectar con su sexualidad y, por tanto, consigo misma.
Con Esther (Aixa Villagrán) se explora la idea del éxito y la frustración que produce no alcanzarlo. Esther que destacó desde jovencita en el mundo del arte y ganó premios importantes, ahora trabaja en el Museo de Cera y pinta en sus ratos libres. Es una artista a la que la sociedad y su entorno le van a hacer replantearse su idea de éxito y a esa presión se le va añadir la crisis de los 40.
Y con María (Leticia Dolera) se expone el concepto de familia y sus nuevos modelos. Con su ansia de control a cuestas, se enfrentará a la idea de que pueden existir otros modelos de familia y que no todo es marido-mujer-hijos-casa-perro.