El documentalista e investigador asturiano Sergio Montero asistirá hoy (18,30 horas) a la proyección de su cinta Los labios apretados en el local del Sindicato de Oficios Varios de CNT-AIT (calle Ecuador, 26), un trabajo premiado en el South International Film Festival 2019.

El realizador -que aparece en la imagen de arriba junto a uno de los protagonistas de la cinta, el minero Urbano Villa- aseguraba a La Tribuna de Albacete que el documental fue rodado en Uruguay, Argentina y Asturias durante los últimos nueve años, fruto de una ardua investigación llevada a cabo en una veintena de archivos de cinco países.

Los labios apretados analiza la historia no contada de la Revolución Asturiana, reflexionando sobre cómo una sociedad transmite su memoria a las siguientes generaciones y está narrado en primera persona: Sergio, el hijo de un minero asturiano que en 2005 emprende un viaje a Buenos Aires sin saber que, en paralelo, inicia otro viaje: el de la memoria. En Argentina descubre un acontecimiento que marcó la historia de su tierra y del que ninguna clase escolar le había explicado nada. El joven navega entre ambos lados del océano persiguiendo la estela de aquella revolución que escuchó nombrar a los ancianos de su pueblo natal, pero que desconoce por completo.

Montero se muestra muy satisfecho de la acogida que ha tenido la cinta y subraya que es un tema prácticamente inédito en la cinematografía nacional, algo que achaca «al profundo desconocimiento que hay sobre el asunto a nivel general, porque es la Revolución desconocida, que prácticamente no es tratada en los libros de Historia, y por otro lado por la cercanía de la posterior contienda bélica».

«Realmente -añade- fue un acontecimiento de primera magnitud, con una relevancia especial que tuvo repercusión en todo el país, incluso fue proyectada para desarrollarse en todo el Estado, cuando las masas obreras se movilizan contra la Segunda República en el período contrarreformista iniciado con las elecciones del mes de noviembre de 1933», de hecho será el propio presidente del Gobierno, Alejandro Lerroux, quien movilice al Ejército para sofocarla, a las órdenes del entonces joven general Francisco Franco, «podemos afirmar que la represión posterior no tuvo parangón con ninguna otra de las realizadas en España hasta ese momento».

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