Un cuarto de siglo después de su cierre, Riópar no puede negar su conexión con la fabricación de piezas de bronce y latón que le dieron fama mundial. El casco urbano actual es fruto de un proyecto de colonización que surgió a raíz de las Reales Fábricas de San Juan de Alcaraz, sobre la que durante 200 años giró la vida y el trabajo de los riopeños.

Los más veteranos no solo recuerdan cómo funcionaban y el influjo que tenían sobre la población, sino que incluso algunos de ellos, como José Valdelvira, trabajó durante una década en estas fábricas y recibió el número 265 en su ficha laboral. «En la época más esplendorosa del bronce llegó a superar los 300 trabajadores», recuerda.

Junto a Ángeles Moreno y Juan José Moreno, forma parte de la junta directiva del Club de Jubilados, una entidad que cuenta con unos 150 asociados y cuya sede se encuentra en plena plaza de Luis Escudero -el que fuera director de las fábricas de bronce-, popularmente conocida como plaza del Ayuntamiento, donde desde 1956 se mantiene un edificio que acoge la Casa Consistorial y, antiguamente, las escuelas y las viviendas de los maestros.

Se trata de la plaza principal de Riópar, donde suceden los principales acontecimientos de la localidad a lo largo del año, donde también se puede disfrutar de un bar polivalente y donde se encuentra un vivero de empresas, ocupado en estos momentos por siete firmas de arquitectura, seguros, electricidad... En este mismo complejo, seña de identidad riopeña, los residentes pueden realizar trámites y gestiones relacionadas con el juzgado de paz, el registro, correos, consumo, servicios sociales... «Riópar es el mejor pueblo del mundo, se vive muy bien, de una forma muy tranquila y tenemos bastantes servicios».

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