El novillero albacetense Alberto Pozo hizo el paseíllo el pasado domingo en la plaza de toros de Las Ventas, dejando nuevamente constancia de su solvencia ante novillos nada fáciles, como es el caso de los que tuvo en esta ocasión, Saltillo, misma ganadería con la que se presentó en esa plaza el 2 de septiembre del pasado año, cuya actuación le ha servido para volver este año a la primera plaza del mundo.

Tras el esfuerzo que supone torear en Las Ventas, Alberto Pozo señalaba a La Tribuna de Albacete, que la novillada no fue mala, con dos novillos buenos, pero que ninguno de ellos le había tocado a él. En cuanto a sus dos enemigos, sobre el primero, Pozo ha destacado, que «aunque se dejó hacer, era soso y embestía sin humillar, aunque quise dejar constancia de que quería, por lo que lo toreó templado sobre todo por el pitón derecho». En cuanto al cuarto, no tuvo ni un pase, siendo imposible hasta ponerse delante, y aunque lo intentó, el novillero ha manifestado que siempre estuvo agarrado al suelo y no se dejó dar ni un solo muletazo.

 El albacetense se siente contento por un lado, ya que dejó constancia de su solvencia y tanto el público, sobre todo el exigente Tendido Siete como el personal de plaza, le valoraron mucho su actuación, además de felicitaron por su actitud durante toda la tarde, haciendo su papel de director de lidia con prontitud y eficacia, acompañando al caballo al retirarse y poniendo orden en el ruedo cuando las cosas se embarullaban.

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