Treinta años no son nada...

Media vida, pero a veces parece que fue ayer, la verdad, sobre todo tocando las canciones de esa época que como nos ocurre con las de todas las épocas, están vivas. Llega un momento que las canciones tienen su propio recorrido y las nuestras además, aunque pase el tiempo no se quedan obsoletas, ni en cuanto a la música, ni a las letras y, como nos siguen motivando, todavía parece que ha pasado menos tiempo.

En  cualquier caso, ha pasado mucho, porque todos hemos hecho muchas cosas, como Surfin’ en su día y en distintos proyectos. Si ves el reguero de discos que has ido dejando, tu obra, han sido muy productivos todos estos años, en el caso de los cuatro. 

Es importante recuperar esas canciones y salir de gira. 

En nuestro caso, lo que ocurre es que seguimos siendo amigos, hasta el punto que, cuando nos vemos en Albacete, siempre quedamos para tomar unas cañas. Si tienes esa relación de amistad y encima son todos buenísimos músicos, nos apetece tocar juntos y, como se da el caso que  quieren que vayamos a tocar, es mucho más fácil.  

El mito de Surfin’ Bichos, de su música, sigue ahí. 

No hemos tenido problemas. Tenemos nuestras condiciones muy concretas, tanto hace un par de años cuando hicimos la reunión para celebrar Hermanos carnales, como este año, en el que decimos que Surfin’ Bichos toca sus éxitos bastardos.

Sigue funcionando muy bien el grupo, nosotros tenemos como un relámpago que punk rock que recorre el concierto, con muchas canciones de alto octanaje, otras como más calmadas, por eso hay una especie de euforia en los conciertos.  Son conciertos sentidos, celebrados y siempre hay gente nueva que, de repente, te descubre.  

¿Qué es eso de éxitos bastardos?

Cuando empezamos, ya en la época del primer disco, era muy habitual buscar una etiqueta o un estilo concreto y sigue pasando. Nosotros inventamos este estilo, pop bastardo, porque era ilegítimo, con ese rollo punk del que hablábamos, también  porque era hijo bastardo de toda la tradición americana e hispana, retorciendo todo aquello, con referencias bíblicas y de mitologías modernas, reinterpretaciones apócrifas. A la hora de calificar nuestros éxitos, qué mejor que decir que eran bastardos, fuera de la norma, éxitos underground, diría. 

No les hizo falta entrar en los 40 principales.

Sin haber tenido nunca una respuesta comercial masiva, diríamos, el grupo sigue funcionando porque parece que caló hondo la cosa. 

Luego, te diría que hay muchas formas de triunfar y a mí, personalmente, la de cada uno de nosotros me parece, nos parece la más satisfactoria también. 

Se apuntó mucha gente cuando descubrió esta caja que editaron El mundo por los pies,  que recogía su discografía.

La iniciativa no fue nuestra. Cuando hace un par de años decidimos celebrar Hermanos carnales, la idea que teníamos es que se reeditara en vinilo. Propusimos a Sony la edición y quisieron hacerlo exhaustivo,  en su sello Legacy Recording, todo remasterizado, fue muy chulo.

En El mundo por los pies están  prácticamente todas las grabaciones que hicimos, con sus letras, en disco libro, y encima con imágenes, con DVD. Estoy muy contento de que se hiciera aquello. 

Hablaba de Hermanos carnales, ¿su trabajo más celebrado?

Tuvo una gran trascendencia, pero Fotógrafo del cielo está a su altura y también el primero, aunque es más accidental. Luego, El amigo de las tormentas, tiene un halo mítico, en el sentido de que lo grabamos, el grupo se disolvió y lo mantuvimos en secreto para que se pudiera editar, seis meses después. Encima es un disco que, con el paso del tiempo ha crecido y me sorprendía porque tú lo ves desde una óptica emocional. Te diría que, como resumen, me cuesta mucho poner una cabeza dentro de los discos.  

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