El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva se prepara para encabezar la oposición al Gobierno del actual mandatario del país, Jair Bolsonaro, mientras la derecha intenta llevarlo de nuevo a prisión.

El líder socialista fue liberado el viernes pasado por un cambio en la jurisprudencia, algo que podría llegar alterarse en el Congreso, mediante una enmienda a la Constitución de 1988.

Aún así, Lula reunió el sábado a las fuerzas del arco progresista, en un acto de bienvenida organizado por el Partido de los Trabajadores (PT), que plantea un frente opositor. Fuentes del PT señalaron que el primer objetivo del exmandatario son las municipales del próximo año.

Esos comicios serán una prueba también para el propio Bolsonaro, cuya popularidad ha caído en picado desde que asumió el poder y se sitúa hoy en torno al 30 por ciento. Sin embargo, podría retomar apoyo con la liberación de Lula, pues encarna un «enemigo común» para las tendencias de derechas.

El antiguo sindicalista dedicará esta semana a preparar una serie de viajes por el país. Su primer gran acto será el próximo domingo, en la ciudad de Recife. Asimismo, prepara otro evento de un fuerte impacto mediático: su casamiento con la socióloga Rosangela da Silva.

La derecha responde. Uno de los principales frentes de Lula está en el Parlamento, donde la derecha, con mayoría, ya articula una enmienda que acabaría con las interpretaciones que la Constitución permite sobre la ejecución de una condena.

El diputado Eduardo Bolsonaro, hijo del mandatario, ya anunció que trabajará para alterar el texto constitucional que establezca de forma clara que una pena se debe ejecutar confirmada en segunda instancia.

De hecho, en las cámaras legislativas ya tramitan tres proyectos en ese sentido.