«La pandemia nos ha enseñado muchas cosas y una de ellas es que se puede trabajar de otra forma y seguir cumpliendo los objetivos si hay buena disposición». Así empezada la alcaldesa de Carcelén, María Dolores Gómez, su explicación de por qué ese pequeño municipio ha decidido ser prácticamente pionero en la administración local y aprobar su propio reglamento regulador de la modalidad laboral de teletrabajo para el personal del Ayuntamiento.
Ese texto ya obtuvo el visto bueno del Pleno municipal a finales del año pasado y adquirió carácter definitivo tras superar el pertinente plazo de exposición pública y su publicación en el Boletín Oficial de la Provincia (BOP). Tal y como detalla la regidora, la iniciativa de crearlo surgió «durante el paréntesis que dio en verano el virus» y con el objetivo de dar soporte a una forma de trabajo a distancia que era casi residual a España y que empresas y administraciones tuvieron que poner en marcha, casi de la noche a la mañana, tras la declaración del estado de alarma en marzo.
En cuanto al carácter precursor de esta regulación en el ámbito local, la regidora remarcaba que «quizá ser una administración pequeña nos facilitó el trabajo, al evitar mucha tramitación o reuniones entre muchas partes». Además, Gómez destacó «la buena disposición al diálogo» del personal del Consistorio «y la ventaja de contar con muy buenos profesionales y un secretario municipal que hizo un repaso exhaustivo de toda la normativa», como el Acuerdo Marco Europeo sobre teletrabajo, la Ley de Procedimiento Administrativo Común o el Decreto-Ley 28/2020 del Gobierno, antes de comenzar con la elaboración del reglamento.
Para la alcaldesa, esta modalidad laboral «es también un derecho de los trabajadores y hay que dar ejemplo llevándolo a la práctica», tras haber constatado además que «el rendimiento es igual o incluso mayor si se facilitan aspectos como la concilicación familiar o evitar desplazamientos, aunque en otras administraciones se vea con cierto recelo».
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