Vacaciones que aportan un grano de arena

Maite Martínez Blanco
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Un par de educadoras sociales albacetenses ofrecen su testimonio como 'vacacioneras' solidarias en Lamu, una empobrecida isla del Cuerno de África

Vacaciones que aportan un grano de arena

Se pidieron un mes sin sueldo y volaron a Kenia. Iban de vacaciones, pero no era un asueto al uso. Elvira Ayala y Sandra Albaladejo quería vivir en carne propia la experiencia de la cooperación internacional, rastrearon y se tropezaron con Africable, una joven oenegé creada hace nueve años por dos jóvenes españolas que trabaja en la bella Lamu, una isla del Cuerno de África. Y allí han pasado todo el mes de febrero. En este rincón africano, poblado por dos etnias, los masáis y los orma, reina la pobreza y la mujer es la última en el eslabón social. Por eso Afrikable trabaja con ellas, a través de un taller de costura y una escuelita en la que pueden estudiar sus hijos pequeños, mientras ellas cosen o hacen piezas artesanas para obtener unos ingresos con los que sortear la pobreza. «Cuando empezaron tuvieron que pedir permiso a los maridos para que las mujeres pudieran trabajar, ahora tienen 80 mujeres con ellas y la situación ha cambiado», explica Sandra. 
Elvira y Sandra son educadoras sociales y conocen de primera mano qué es la exclusión social. Su día a día laboral, de la mano de la Fundación Atenea, discurre en La Milagrosa, La Estrella y Hermanos Falcó. Quizás por ello estaban más preparadas para asumir ciertas situaciones, lo que no les ha dejado indiferente es la pobreza con la que se vive en Lamu y la carencia de infraestructuras básicas en esta isla donde no hay ni un coche, si acaso es posible ver alguna moto, y donde el burro es el principal medio de transporte. El asfalto no se pisa, las calles del poblado principal son estrechísimas para impedir el castigo del sol, tanto que se camina en filas de a uno, de ahí que cuando cae la noche, sin alumbrado público, sea imposible caminar si no se tienen los ojos habituados de un masái. Los cortes de luz y de agua eran más que frecuentes, por el contrario siempre había cobertura 4G en sus móviles, «es algo que resulta muy chocante». Igual que les impactó asistir a una representación teatral infantil en una iglesia que giraba en torno a la problemática de las redes sociales, «cuando muchos no llevan ni zapatillas». 

 

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