El doctor Miguel Corbí, facultativo especialista de Cardiología, concretamente de la Unidad de Cuidados Intensivos Cardiológicos del Complejo Hospitalario Universitario de Albacete se enfrenta a diario a la muerte súbita, esa que sufren las personas que sufren una parada cardíaca y no sobreviven a ello. Al año son un centenar las personas en Albacete que fallecen de muerte súbita, lo que se podría evitar a su juicio si la población supiera hacer reanimación cardiopulmonar.Por ello, el Grupo de Trabajo al que pertenece de la Sociedad Española de Cardiología lleva tiempo trabajando en Albacete en la formación de todo tipo de colectivos para revertir esas malas cifras. 

¿Qué es la muerte súbita?

La muerte súbita es la aparición repentina e inesperada de una parada cardiaca (PCR) que es la principal causa de muerte prematura en España. Su principal causa es una arritmia cardiaca llamada fibrilación ventricular, que hace que el corazón pierda su capacidad de contraerse de forma organizada, por lo que deja de latir. La víctima de muerte súbita pierde en primer lugar el pulso, y en pocos segundos, pierde también el conocimiento y la capacidad de respirar. Si no recibe atención inmediata, la consecuencia es el fallecimiento al cabo de unos minutos.  

¿Con medidas de reanimación cardiopulmonar se evita?

Las medidas de reanimación cardiopulmonar pueden conseguir en muchos casos que la arritmia desaparezca y el paciente se recupere. Si por fortuna sucede esto, estaremos ante una 'muerte súbita reanimada'. 

¿Cuántas personas fallecen por esta causa al año?

En la población adulta ocasiona entre 15.000 y 40.000 muertes al año  en España. Aproximadamente se produce una parada cardiorespiratoria cada 15 minutos (400.000 en la Unión Europea o en Estados Unidos). Si extrapolamos estos datos a Albacete podemos afirmar que se producen una media de 100 paradas al año.

Según el registro 2011-2012, el 92% de las paradas cardiacas extrahospitalarias son presenciadas, pero sólo en el 29% se inician maniobras de reanimación cardiopulmonar  por la población general antes de la llegada de los servicios de asistencia sanitarios y en muchos menos, en solo el siete por ciento de los casos se utiliza un desfibrilador externo semiautomático.

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