La Consejería de Economía, Empresas y Empleo de Castilla-La Mancha publicó recientemente el texto definitivo del decreto por el que se regula la actividad de las empresas de ecoturismo y turismo activo en la comunidad autónoma. Este nuevo marco complementa la Ley de Regulación del Turismo de 1999 y un decreto específico sobre turismo activo de 2005, que se adoptó entonces ante el crecimiento de ese sector del turismo de experiencias, para dar «una respuesta a las necesidades y exigencias de aquel momento».

La norma busca, según su texto, «propiciar el conocimiento, interpretación y conservación de la Red de Áreas Protegidas de Castilla-La Mancha, repercutiendo positivamente en la población local y persiguiendo, al mismo tiempo, la exigencia de la calidad que se demanda en los mercados actuales».

Este tipo de turismo es un sector de auge, dentro de una región en la que crecen incesantemente el número de visitantes alojados en establecimientos rurales. Asociaciones profesionales las cifran en una decena y pueden estimarse en otras tantas las que desarrollan actividades englobadas dentro del marco del ecoturismo.

El decreto fue aprobado junto al que regula la actividad de los guías turísticos, que generó posturas contradictorias en el sector. Sin embargo, ésta ha sido acogida con tranquilidad por las empresas, que coincidían en la necesidad de ajustar el marco normativo.

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