El mentalista albacetense Ramón Campayo volvió a superarse a sí mismo y pulverizó todas las marcas de memorización registradas hasta la fecha. En el último Campeonato del Mundo de Memorización Rápida, celebrado a finales de octubre en Roquetas de Mar (Almería), revalidó por décima vez consecutivo el título e incluso logró batir su propio récord.

¿Con cuántos rivales tuvo que medirse en la final?

Bien este Campeonato tiene carácter bianual, la anterior edición tuvo lugar en Guatemala, y asistieron participantes de Argentina, México, Portugal, España y otros países, aunque a la final pasamos 14.

Además de ganar, ¿mejoró su plusmarca?

Conseguí una puntuación de 15.175 puntos, tras la suma de las seis pruebas, superando mi propio récord, que tenía establecido con 14.975. Soy plusmarquista mundial de esta disciplina desde el año 2003 de forma ininterrumpida. Hasta ahora la persona que más campeonatos tenía era el británico Dominic O’Brien, con ocho títulos, un número que ya logré superar hace dos años en Guatemala.

¿Cuáles fueron las principales pruebas que completó?

Por ejemplo, logré memorizar 51 números binarios en un segundo y 21 decimales también en un segundo. En las figuras de colores, donde tienes que memorizar cuadrículas, y en matrices también conseguí grandes resultados.

¿Qué cualidades debe reunir una persona para afrontar un desafío de este tipo?

Tienes que entrenar mucho y ser bastante rápido mentalmente, lo que implica una capacidad de lectura comprensiva muy alta, además de un alto grado de retentiva, muchísima concentración en lo que va a suceder y nervios de acero, porque mucha gente se pone nerviosa y termina bloqueándose. Además, la memoria se entrena y existen distintas técnicas para ello, por ejemplo la capacidad fotográfica es importante. En este sentido, te diré que hace unos años el Gobierno ruso se interesó por ello para aplicarlo al tema del espionaje y llegué a mantener una reunión con altos mandos del Estado Mayor en Moscú; la verdad es que fue una experiencia curiosa estar rodeado de militares, escoltas y miembros del KGB, además mi visita coincidió con un sangriento atentado donde murieron más de 100 escolares y el Ejército me trasladó desde el hotel a un cuartel por seguridad.

¿Tiene alguna barrera o desafío aún pendiente?

Me ha cambiado un poco la perspectiva los cursos que vengo realizando, quizás antes me preocupaba más por batir registros, ahora, con 54 años, uno se siente más como un padre y me interesa sobre todo la parte educativa, básicamente técnicas de estudio que enseñó a opositores, tanto por Internet como en cursos presenciales que llevo a cabo en Madrid.

En ese sentido, ¿estará orgulloso de que alumnos suyos figuren en el ránking de mejores memorizadores?

Así es, el segundo lugar del Campeonato Mundial quedó un alumno mío, Joaquín García, así como en el tercer y cuarto puesto: Víctor Rodrigo y Chus García. Formar a gente tan potente me hace sentir especialmente bien.

¿Sigue adelante con su faceta como escritor de métodos de aprendizaje de idiomas?

Tengo seis libros de aprendizaje de idiomas, de autoayuda y de técnicas de estudio y lectura rápida, pero de momento no me planteo seguir escribiendo, la verdad es que es bastante ingrato hoy en día tal y como está el panorama editorial.