El Capitol, historia del cine en Albacete

V.M.
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La emblemática sala va ligada, desde su inauguración, un 8 de septiembre de 1934, a la propia evolución del séptimo arte, al devenir de las modas o costumbres de ocio y a las corrientes culturales en la capital

Reproducción infográfica de la fachada original del Cine Capitol. - Foto: J.C. Molina

El Cinema Capitol, nombre con el que abrió sus puertas la sala, va ligado a la evolución cultural y social de la capital albacetense y a los vaivenes que experimentó la industria cinematográfica desde los años 30 del pasado siglo, toda una referencia que lo es más desde convertirse en sede de la Filmoteca Municipal allá por el año 2001, tras ser adquirido por el Ayuntamiento de Albacete.

Fotografías, imágenes, planos, programas de mano y carteles sirven para rastrear esa dilatada historia que repasamos junto al director de la Filmoteca, Jesús López, e ilustrado por diverso material cedido por él mismo, por el Archivo Municipal o por el diseñador gráfico José Carlos Molina.

El Capitol abría sus puertas al público en la Feria de Septiembre de 1934, concretamente el día 8, con la zarzuela Luisa Fernanda, en el seno de un inmueble pionero por estos lares diseñado por el arquitecto municipal Julio Carrilero inspirado en la arquitectura racionalista (también conocida como estilo internacional) con elementos derivados del cubismo. La sala, que comienza como teatro-cine, acoge la primera proyección cinematográfica días después, el 19, la biografía de un músico, evento recogido en El Defensor.

Jesús López asegura que «casi todas las primera proyecciones eran películas de una distribuidora centrada en cine alemán, que tenía por entonces mucho predicamento en España, ya que la industria cinematográfica germana era muy potente antes de irse al garete con el nazismo, tras el que sólo quedó la UFA como distribuidora»

Durante la Guerra Civil permanece adscrito al Sindicato de Espectáculos, por lo que incluso llega a albergar mítines, por ejemplo Santiago Carrillo o La Pasionaria estuvieron en la sala pronunciando sus arengas y llamando a la movilización.

Como dato curioso, López desvela que recientemente descubrió en un programa de mano de la película Los hermanos Marx en la ópera, al que accedió a través de una página para coleccionistas, que junto al precio de la entrada se detalla: incluye la tasa para la construcción del refugio, «es decir la construcción del refugio antiaéreo en el Altozano se llevó a cabo también con tasas directas y de suscripción pública para aquellos que iban al cine en esos días».

rivalidad. «Ya en los años 40 -recuerda López- comenzaba esa pugna entre el Teatro Circo y el Capitol, que por entonces eran los cines y teatros más importantes de la capital, hay que tener en cuenta que en esos momentos el Capitol tenía 2.000 butacas, un aforo mayor que el primero».

Desde entonces, como espacio neurálgico de ocio, la sala logró aglutinar una gran cantidad de público y el propio director de la Filmoteca desvela que, según los propios partes de taquilla localizados que se llevaban a Gobernación, el 1 de enero de 1969 se llegaron a registrar con la película Las que tienen que servir, más de 3.000 espectadores en un solo día. «Era uno de los lugares que concentraba la vida diaria de ocio en la capital, el propio proyeccionista que había en la sala, Roberto García, me contaba a diario se reunía la gente aquí ya no sólo a ver las películas, sino que en los baños había cierta actividad de prostitución, incluso el restaurante que había justo al lado, de estilo americano de los años 20, era un lugar de reunión de cierto copete».

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