«Glass, mi compañera inseparable, con la que comparto alegrías y mucho amor. Nos queremos mucho y me entiendes sin hablarte. ¡Qué día tan feliz cuando nos conocimos y qué bien cuidas de mí!» Es la carta que Consuelo García Serrano escribe a su perra Glass, una lazarillo de cuatro patas que guía su movilidad desde hace siete años para evitarle sobresaltos y peligros.

Consuelo es usuaria de perro guía desde hace dos décadas. Glass es la tercera que le ha entregado la Fundación ONCE de Perros Guías (FOPG) que está de aniversario:30 años criando y adiestrando mascotas para que sirvan de apoyo en la movilidad urbana y orientación de las personas ciegas. En estas tres década de funcionamiento, la Fundación ONCE del Perro Guía ha facilitado más de 3.200 perros a las personas ciegas o con discapacidad visual grave para mejorar su autonomía, sus desplazamientos y su seguridad.

«Te dan la vida, te permiten recuperar tu independencia, ha sido algo maravilloso en mi vida», dice una amorosa Consuelo García, que fue elegida usuaria de perro guía tras pasar un proceso de evaluación psicológica y social con el que la ONCE garantiza que la usuaria cumple con los criterios necesarios no solo para recibir un perro guía, sino para encargarse del cuidado y atención del animal.

«Cuando te conceden un perro tienes que irte unos días a la escuela de adiestramiento de Madrid para afianzar la relación entre el dueño y el animal», explica esta mujer ciega.

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