La maldición del descenso

C.G.
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Los equipos de Segunda División que perdieron la máxima categoría en las últimas temporadas suelen fracasar en su intento de recuperarla al primer intento

Imagen del partido Deportivo-Albacete celebrado el pasado mes de enero en Riazor. - Foto: Josema Moreno (masquealba.com)

El eterno debate acerca de preferir ser cola de león o cabeza de ratón tiene poco recorrido en el fútbol. Todos los clubes suspiran por acceder a Primera División cuanto antes, ya sea por razones deportivas ya por las económicas, especialmente en entidades lastradas por deudas astronómicas. Es por esta última razón por la que los descensos a Segunda División, con su correspondiente pérdida de ingresos, se viven como auténticos dramas. Para paliar el desajuste la patronal del fútbol permite a los recién descendidos un mayor margen en el llamado límite salarial por el que pueden conformar plantillas de mayor potencial. Pero lo antedicho funciona solo en teoría. En esta temporada, los descendidos de la campaña 2017-2018 (Málaga, Las Palmas y Deportivo) disponen conjuntamente de un tope de más de 63 millones de euros para conformar sus plantillas, lo que, según se ha comprobado en la competición, no ha supuesto garantía alguna de éxito. Curiosamente, los tres primeros clasificados provisionales (Osasuna, Albacete y Granada) suman un tope global de 28.549.000 euros. Aunque el Málaga y el Deportivo todavía no han dicho su última palabra, su trayectoria descendente no invita a pensar en que puedan finalmente recuperar la categoría, lo que alcanzaría el rango de milagro en el caso canario. (MÁS INFORMACIÓN EN LA EDICIÓN IMPRESA)