Miles de personas asistieron al espectáculo piromusical

V.M.
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La Banda Sinfónica y Pirotecnia Zaragozana ofrecieron un evento ya clásico como final de Feria

Miles de personas asistieron al espectáculo piromusical

El tradicional espectáculo que combina música y fuegos artificiales, en el que se emplearon 70 kilos de pólvora (400 de peso en bruto) y una potencia de sonido de 30.000 watios, marcaba anoche el epílogo de la Feria de Albacete 2019, poco antes de que el alcalde, Vicente Casañ, procediese al cierre de la Puerta de Hierros del Recinto Ferial.

Miles de personas se dieron cita a lo largo del Paseo de la Cuba, en las cercanías del Templete de la Música del Parque Lineal, para presenciar el concierto protagonizada por la Banda Sinfónica Municipal, dirigida por su titular, Miguel Vidagany Gil, que estuvo acompañado por un espectáculo pirotécnico a cargo de la empresa Pirotecnia Zaragozana -que ya repitió el año pasado-, evento que es todo un clásico broche de oro a la celebración más importante de la capital, y que se prolongó hasta cerca de las 23,30 horas en una noche fresca por la lluvia caída poco antes.

Tal como explicaba el director de la Banda Municipal desde el verano se viene ensayando este montaje e incluso horas antes se realizan los últimos ensayos con los responsables de la empresa pirotécnica, a cuyo frente está el experimentado profesional Luis Brunchú, para reforzar esa coordinación y que todo encaje.

Cabe citar que actuó de enlace entre la Banda Sinfónica y la pirotecnia un músico profesional, profesor de Conservatorio, que fue siguiendo las partituras que interpreta la Sinfónica de Albacete para asegurar la correcta sincronización.

El programa musical elegido está pensado para un amplio abanico de espectadores, una variedad que también permite una amplia gama de recursos pirotécnicos con el objetivo de plasmar una amplia paleta de contrastes y que resulte más atractivo para el espectador.

Hacia las 22,30 horas daba comienzo el evento con las notas de la Suite Karelia de Jean Sibelius, a la que siguieron el preludio de El Bateo, de Federico Chueca y con arreglos de Fernando Bonete, la Danza de las horas (La Gioconda), de Amilcare Ponchielli y la Danza ritual del fuego, de El amor brujo de Manuel de Falla.

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