Condenan a 18 años de prisión al acusado de matar a Lorenzo

Josechu Guillamón
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La sentencia, que le aplica la atenuante de drogadicción, también le obliga a indemnizar con 60.000 euros a cada uno de los progenitores del hostelero y con 50.000 euros a su hermano

Imagen del acusado en un instante del juicio. - Foto: Rubén Serrallé

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial ha condenado a 18 años de prisión al acusado de matar a Jesús Lorenzo y ocultar el cadáver en un congelador del pub que ambos regentaban.

Una pena con la que se mostraba satisfecho el letrado de la acusación particular, José Ángel Muñoz,  representante legal de la familia del fallecido. «Estamos satisfechos con la pena. Nos hubiera gustado más que le hubieran condenado a 20 años, pero con 18 años nos parece que la cosa  está bien. Dentro de lo duro que es perder un hijo, al menos mis clientes tienen la satisfacción de que la condena sea por asesinato». 

Además de la pena de prisión, la sentencia, que aplica al acusado una atenuante de drogadicción, también establece que el acusado indemnice a cada uno de los progenitores con 60.000 euros y al hermano de Lorenzo con 50.000 euros. 

Los hechos. Según la sentencia se considera probado que sobre las 9,00 horas del 2 de febrero de 2017 el acusado, José Carlos G.C.,  y Jesús Lorenzo se encontraban en el local que regentaban, tras haber estado bebiendo con unos amigos. Cuando estos se marcharon, los dos socios discutieron, porque Jesús le dijo que le quería echar. Cuando Lorenzo fue a buscar algo al almacén, José Carlos fue tras él con la intención de matarlo, asestándole un golpe en la parte posterior de la cabeza, con uno de los objetos que allí había, hundiéndolo en su cráneo, a consecuencia de lo cual comenzó a sangrar abundantemente por la cabeza y por la boca, cayendo al suelo y falleciendo.

El golpe se lo asestó cuando Lorenzo estaba de espaldas, de forma súbita y sorpresiva, sin poder hacer nada para evitarlo. José Carlos era consciente de que ese golpe podía producir como resultado la muerte y por eso se lo asestó.

Posteriormente se marchó del bar, para trasladar uno de los vehículos que estaba en la puerta y volvió poco después para coger los dos móviles que portaba Lorenzo y para ocultar el cuerpo en un congelador grande del almacén, del que previamente había sacado la comida y el hielo que contenía.

A continuación limpió la sangre, a excepción de una gota que cayó en el zócalo y otros restos. 

Hasta el 11 de febrero, el acusado abrió el establecimiento al público, y en la madrugada del 7 de febrero, ante las insistentes preguntas de los amigos de Jesús Lorenzo, decidió sacarlo del establecimiento, para lo cual metió el cuerpo en su coche y lo trasladó hasta una parcela de su padre, ubicada en Viveros, donde lo ocultó en el maletero de un turismo que allí tenía.

Tras descubrir el cuerpo su padre el 8 de mayo, por el fuerte hedor que desprendía, le puso gasoil y unas ramas y le prendió fuego, lo mantuvo ardiendo un día entero y esparció los restos en la parcela.