La clasificación de los equipos en la recta final del campeonato son un fiel reflejo de lo que han hecho a lo largo de una temporada. Por ello, su posicionamiento en la tabla no es fruto de la casualidad, la suerte o la mala fortuna.
El Albacete Balompié, que el sábado derrotaba de forma clara y contundente a la UD Las Palmas, está segundo en la clasificación gracias a varios detalles significativos, pero quizás el mayor de todos ellos es la regularidad que en todos los sentidos está manteniendo el equipo de Luis Miguel Ramis.
Hay equipos que son capaces de liderar algunas estadísticas claves, pero eso no quiere decir que por ello estén arriba o abajo en la tabla. Cuando se equilibran esas estadísticas es cuando los resultados se pueden ver reflejados de forma directa en la clasificación. La irregularidad no permite alcanzar los objetivos, de ahí que clubes llamados a estar arriba por plantilla y presupuesto se vean inmersos en luchas para las que no estaban preparados.
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