Hay un sector que ha duplicado su facturación en los últimos diez años en Castilla-La Mancha. Probablemente piensen que tiene que ver con las nuevas tecnologías o la logística, pero no, ese crecimiento lo han conseguido las cooperativas agroalimentarias, las de toda la vida. Según el último estudio sobre ‘El cooperativismo agroalimentario de Castilla-La Mancha en cifras’, en la región produjeron 2.238 millones de euros en 2018, que es el último dato recogido. La cifra multiplica casi por dos los 1.264 millones de hace diez años.
«Somos el 9% de toda la facturación del cooperativismo en España», destaca el director de Cooperativas Agroalimentarias de Castilla-La Mancha, Juan Miguel del Real. Por volumen, la región es la tercera de España, solo por detrás de Andalucía y Comunidad Valenciana.
Este incremento es mayor entre las cooperativas de segundo grado, que son las que se forman con cooperativas de primer grado. Hace una década las cooperativas de primer grado facturaron 1.331 millones de euros, mientras que en 2018 llegaron a los 1.910,6 millones. Pero es que en el caso de las de segundo grado, en 2008 su volumen estaba en 41,2 millones de euros y según el último dato han alcanzado los 327 millones.
En estos momentos hay en Castilla-La Mancha 437 cooperativas de primer grado que facturan 200.000 euros o más y 19 de segundo grado. Del Real contó que de esas 437 cooperativas, prácticamente un 27% han abordado procesos de concentración empresarial en los último siete años.
El tamaño importa y eso explica que Toledo sea la que tenga más cooperativas, con 162, pero que Ciudad Real, con 101, sea la que más facture, representando el 30% de toda la región en cooperativas de primer grado y el 50% en cooperativas de segundo grado. Del Real expuso que solo el 17% de las cooperativas de la región factura más de cinco millones. Eso hace que medio cententar de cooperativas acaparen el 50% de la facturación del total.
Procesos de integración en marcha. Del Real avanzó que en estos momentos hay varios procesos de integración en marcha, aunque no puede desvelar quiénes son los componentes. Señaló que hay cuatro que «si todo sale bien» llegarán a tiempo para la nueva convocatoria de ayudas para agrupaciones de productores.
Cree que todavía hay mucho camino por recorrer en aceite de oliva y sobre todo en vino, donde apunta que el sector sigue teniendo «mucha dispersión y atomización». En el lado opuesto estaría el ajo o el champiñón, donde el cooperativismo castellano-manchego se ha convertido en el líder de la producción nacional.
«Las que menos despidos hacemos». El presidente de Cooperativas Agroalimentarias en Castilla-La Mancha, Ángel Villafranca, destacó que su sector ha estado ahí en los momentos malos del coronavirus. «Como empresas que estamos implantadas en el territorio, no nos deslocalizamos», apuntó. Señaló que cuando llegan las crisis, «somos las empresas que menos ERTEs hemos presentado, las que menos despidos hacemos, nuestras plantillas suelen ser muy estables, sienten las cooperativas como algo suyo», expuso.
Villafranca apostilló que las cooperativas tienen que digitalizarse:«Tenemos que ser empresas del mundo de hoy». Ve crucial que los jóvenes castellano-manchegos no abandonen los pueblos cuando terminen su formación.