El Albacete se estrella en su nula fiabilidad

C. G.
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1
Albacete
1
Extremadura
Finalizado
El equipo de Ramis volvió a naufragar en el Carlos Belmonte frente al débil Extremadura

Néstor Susaeta se lamenta del segundo penalti, que estrelló en el travesaño. - Foto: José Miguel Esparcia

El Albacete Balompié reincidió y mostró a las claras, acaso definitivamente, que no es un equipo fiable. El conjunto de Luis Miguel Ramis apenas pudo hacer tablas con un Extremadura al que le bastó orden y fe en sus posibilidades para disimular las carencias que le convierten en uno de los competidores más modestos de la categoría.

Ramis confió en los mismos jugadores -salvo el lesionado Alberto Benito- que completaron una actuación aseada en Ponferrada levantando cierta ilusión que solo quedó en eso: ilusión.

La primera mitad del Albacete resultó ciertamente desalentadora. Tres o cuatro minutos de infructuoso empuje inicial dio paso a la primeras sensaciones de que esa historia ya se había vivido. El Extremadura comenzó a llevar la iniciativa con bazas de las que carece su rival, a saber, jugadores que saben mover la pelota con criterio. Fue suficiente el criterio de Rocha y su conexión con Kike Márquez -que marcó el ritmo en buena parte del partido- para desarmar completamente a un adversario incapaz de presionar de forma coordinada para robar la pelota en zonas comprometidas.

La única buena noticia para los blancos llegó en forma de demérito ajeno. Los de Manuel Mosquera trenzaban aceptablemente, pero sus acciones de ataque morían en los tres cuartos de campo.

A los seis minutos, un contraataque en franca superioridad numérica de los azulgranas no encontró rematador por bien poco, y el Albacete respondió con una internada de Ojeda cuyo lanzamiento se estrelló en un zaguero provocando los apuros de Casto.

Conforme se desgranaban los minutos, el juego de los blancos empeoraba y con él la inseguridad. Tomeu Nadal repitió el error de dos semanas atrás con un desenlace bien distinto, mientras, de forma simultánea, las indecisiones de sus compañeros se sucedían.

El Albacete no produce fútbol y en tal trance se dedicó a buscar la espalda de la defensa visitante con lanzamientos largos al buen tuntún a la espera del beneficio del azar. Manu Fuster, desconectado, anduvo desaparecido, y más todavía un Acuña cuyo bullicio y velocidad se perfilaban como los únicos recursos. El paraguayo, de hecho, recibió un larguísimo pase de Fuster que no aprovechó al apurar demasiado su carrera y quedarse sin ángulo de tiro.

El caso es que el encuentro, totalmente controlado por el Extremadura, entró en un terreno de absoluto sopor. Sin un futbolista con criterio en la medular, un circunstancial lateral derecho (Caro) como fuente continua de errores, un Azamoum cuya energía se transformó en atropello y sin capacidad para abrir el campo por las bandas, el Albacete se bloqueó al mismo ritmo que se creció su rival. 

Márquez, dueño de la zona ancha, picó con calidad un balón a Zarfino, que cabeceó con intención y se encontró con el último pero insalvable obstáculo de Tomeu.Eran los mejores momentos de los extremeños, que volvieron a rondar la portería en un servicio con intención de Álex que despejó con apuros la zaga.

El cuadro de Ramis, sin soluciones para el desaguisado y cogido con pinzas, andaba perdido y solo pendiente de algún golpe de suerte que bien pudo haber llegado al filo del descanso, en una falta botada por Susaeta que rozó en Bastos y obligó a Casto a realizar una gran intervención.

(CRÓNICA COMPLETA, EN EDICIÓN IMPRESA)