El mercado laboral albacetense no escapa al progresivo envejecimiento de la población. Cada vez son más los trabajadores de más edad en la provincia, señal de que la renovación de las plantillas no  llega, que entran menos empleados jóvenes frente en relación a los empleados más antiguos que salen de las empresas. No es una realidad exclusiva de la provincia, pero es una realidad que parece acrecentarse en los últimos años. Los datos de afiliación a la Seguridad Social en Albacete lo atestiguan: En enero de 2017 los trabajadores que cotizaban en la provincia con más de 50 años de edad eran el 31,2% de todos los afiliados a la Seguridad Social. Ahora, en octubre de 2019, los trabajadores con esa edad son ya el 34% de toda la masa laboral de Albacete. En enero de 2017 eran 39.600, y ahora rozan los 48.000. Ocurre lo contrario en la parte de la estadística donde están los empleados más jóvenes, porque las diferencias en ese plazo de dos años son menores. En enero de 2017 los menores de 30 años en Albacete que trabajaban y cotizaban a la Seguridad Social eran el 13,5% del conjunto de trabajadores dados de alta y casi tres años después son el 14%.
Contar con trabajadores veteranos y cumplir con la regla de que el puesto de trabajo es el que debe adaptarse al trabajador, y no al contrario, requeriría que las empresas cuenten con algún tipo de criterio establecido para los trabajadores que alcanzan las edades próximas a la jubilación, al menos los 55 años, pero en el sector privado y en Albacete esas disposiciones son un rara avis, comentaban desde las organizaciones sindicales. Javier González, secretario de la Unión General de Trabajadores en Albacete, comentaba que sí es algo que se da en el sector público: «Está el caso de Geacam, que es una empresa pública, donde como hay una segunda actividad como puede darse en Policía Local; las exigencias son otras, las pruebas de capacidad física son adaptadas a este perfil, pero normalmente no hay cosas así en el sector privado que yo conozca». Esa adaptación por edad no existe, decía Javier González, que apuntaba además que «muchas veces esos trabajadores son los que sufren la aplicación de la reforma laboral, son fruto de despido porque tienen más antigüedad». Después está «la complicación de poder acceder otra vez a un puesto de trabajo».

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