Es lícito pensar en luchar por la igualdad, si ello supone, por una parte, evitar discriminaciones y poner en valor la calidad, por otra, ser consciente de la calidad y tomarla como referencia, con admiración y respeto. Y qué bonito e importante poder llegar a aceptar que no somos iguales, comprender que cada persona somos única. ¿Verdad? Al margen de género o edad, toda persona es capaz de generar y compartir conocimiento, todas las personas podemos aprender unas de otras y, muy importante, aprender a aprender.

Me hace feliz anunciar que en breve pasará un par de días en Albacete uno de los mejores clarinetistas del mundo, de quien se puede aprender mucho. Se dice pronto, y sería mejor no perder la ocasión. Paul Meyer clausurará el primer Maratón de Música de Cámara el 5 de mayo, en el Auditorio Municipal de Albacete, en el marco del XX Festival Internacional de Música de Cámara de Albacete (FIMCA20), con un programa que incluye obras de Felix Mendelssohn, Claude Debussy, Francis Poulenc, Sancan, Xavier Montsalvatge, Leonard Bernstein y Malcolm Arnold (en el 100 aniversario de su nacimiento).

Cotizado director. Paul Meyer hizo su debut en 1982 al ganar el prestigioso Festival de Eurovisión con sólo 17 años. Fue nombrado Clarinete Solista en la Orquesta de Ópera de Lyon en 1983, luego en el Ensemble Intercontemporain en 1984 y en la Ópera de París en 1985. Pronto dejó la orquesta para hacer carrera como solista internacional actuando en las principales sedes internacionales con orquestas de renombre mundial (Orchestre National de France, Orchestre de Paris, Koninklijk Concertge-bouworkest, Orquesta Filarmónica de la BBC, Deutsches Symphonie-Orchester Berlin, WDR Rundfunk-orchester Köln, Filarmónica de Los Ángeles, Tonhalle Orchester Zürich, Orchestre de la Suisse Romande, NHK Tokyo, Russian State Orchestra ...) y junto a los mejores músicos del mundo como Benny Goodman, Isaac Stern, Mstislav Rostropovitch, Jean-Pierre Rampal, Martha Argerich, Yuri Bashmet, Gidon Kremer, Yehudi Menuhin, Yo-Yo Ma o Emmanuel Ax.

Mientras desarrollaba sus habilidades interpretativas, que le han ganado un papel único como clarinetista mundialmente famoso, también se orientó hacia la dirección de orquesta. Tras fundar la Orchestre de Chambre d'Alsace, Paul Meyer comenzó a ser muy cotizado como director de orquesta. Discípulo de Charles Bruck y John Carewe (profesor de Sir Simon Rattle entre otros), trabajó durante varias temporadas aprendiendo de los consejos de grandes directores como Marek Janowski en la Filarmónica de Radio Francia, Emmanuel Krivine y Myung-Whun Chung, quien le nombró director asociado de la Orquesta Filarmónica de Seúl en 2006. Allí dirigió durante tres temporadas, creando una academia orquestal para jóvenes músicos. En 2009, fue nombrado director principal de la Orquesta Kosei en Tokio, con la que exploró el repertorio contemporáneo e hizo giras dentro y fuera de Japón. En 2018, se convirtió en director principal de la Orquesta de Cámara de Mannheim. Es requerido como director ante numerosas orquestas del máximo nivel en todo el mundo. Ha sido galardonado, con el más alto honor cultural de Francia, como comandante de la Orden de las Artes y las Letras, por su contribución a las Artes en Francia y en todo el mundo.