In Memoriam Miguel Panadero Moya

Carlos Panadero Moya
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Para entender al Miguel intelectual habría que descubrir a otro más desconocido

In Memoriam Miguel Panadero Moya - Foto: C.P.M.

Miguel, persona querida y respetada, estudioso de la ciudad en la que nació, Albacete y, defensor de propuestas para su crecimiento y desarrollo, nos dejó el  22 de marzo de 2021.

Ha dejado un gran vacío en nuestra familia. Tercero, de siete hermanos, se encontraba en los inicios de la etapa octogenaria. La comenzó con ilusión, ello a pesar del revés que le dio la vida un 29 de julio de 2019, fecha en la que tuvo un infarto de corazón. Si bien, gracias al equipo médico que le atendió, sus ganas de seguir viviendo, el apoyo de su mujer, sus hijos y toda su familia, tras dos meses de hospitalización, logró salir de aquella situación. Le esperaba por delante un largo camino de rehabilitación y sometimiento a diálisis varios días por semana. Sus hermanos vivimos esta etapa con mucha incertidumbre, preocupados en extremo por su recuperación, tanto física como mental.

Desde aquel otoño de 2019, fecha en la que sintió que volvió a nacer y, aprovechando la nueva oportunidad que le brindó la vida, quiso recuperar el tiempo perdido con su familia; su mujer Mari Carmen, sus hijos Miguel Ángel y Javier y sus tres nietos. Miguel era muy conocido, era un intelectual, un investigador y un excelente profesor. Por él habían pasado alumnos de todo el sistema educativo, desde Primaria hasta la Universidad. Todas sus clases eran muy recordadas, así como la implicación que tuvo en el sector de la educación, lo cual fue también su apuesta personal. 

Aunque para entender al Miguel intelectual y profesor habría que descubrir a otro Miguel más desconocido ya que, por circunstancias de la vida, tuvo que ejercer de «padre» de sus hermanos. La otra familia de Miguel es la que quiere rendir un tributo, con cariño, orgullo y agradecimiento, a todo lo que hizo por nosotros nuestro hermano.

Corrían los años cincuenta. Un 13 de febrero de 1954, nuestro padre fallecía con 50 años de edad. Nuestra madre, Carmen Moya, quedó viuda con 45 años y con siete hijos a su cargo. Los había de corta edad, comenzando por Carlos con 22 meses y seguido por Juan María, José Ramón y Mari  Carmen, con 5, 9 y 10 años, respectivamente. A continuación Miguel ya con 15 años, Luis con 19 y, Asunción  la hermana mayor, con 20. A pesar de ello,  cada uno hizo lo que convenía hacer y es por eso que las cosas  salieron bien. 

Mientras tanto Luis, el segundo hermano de la saga,  entró a trabajar en la Maestranza aérea de Albacete. Sin embargo, Luis tuvo  aquel gusanillo de la gente que se iba al extranjero a probar suerte; buscar otros sitios donde mejorar profesionalmente: con ese objetivo partía hacía Alemania  en la primavera de 1961. Luis era consciente de que su salida al extranjero exigía dejar organizada la economía familiar. Es aquí donde entró en juego nuestro hermano Miguel, quedando a cargo de sus cuatro hermanos menores, ejerciendo de «padre». Luis pasaba el testigo al siguiente hermano, como en su día lo hizo Asunción con él, recayendo ahora todo el peso de la familia sobre Miguel.

En este nuevo escenario, Miguel mantenía un ritmo escalonado. Él había apostado por una salida en la que la educación y, concretamente la enseñanza, fuera su profesión soñada y, lo logró. Era el premio al esfuerzo realizado. En efecto, Miguel fue intercalando cursos de Magisterio con otros de Bachillerato. En unos cursos estudiaba como alumno oficial y en otros como libre. Con enseñanza oficial terminó el Bachillerato (s curso, 1955-56) y Preuniversitario (curso 1956-57). Con el Preu aprobado podía matricularse en su gran sueño: la licenciatura en Filosofía y Letras (Sección Geografía e Historia). En el curso 1960-61, como alumno libre, iniciaba estos estudios, cuando él era ya Maestro Nacional. En 1961 se incorporó como locutor a la cadena COPE, donde permaneció tres años, para volver nuevamente a la enseñanza en un centro con alumnos  menores de edad que habían delinquido. Alternando siempre estudio y trabajo, al cabo de cinco años, en 1966, finalizaba la carrera. Al pasar a ser licenciado en Gª e Hª, Miguel vio como se le abrían las puertas para ir mejorando su condición de docente. Ya para el curso 1966-67, se convertía en Profesor Ayudante en la cátedra de Gª e Hª, en la Escuela de Magisterio de Albacete. Impartía unas clases prácticas en Geografía que encantaban a sus alumnos. Y siguió haciéndolo en los cursos siguientes hasta el de 1969/70, en el que entraron novedades muy importantes, para nuestra familia y para él. En 1968 contrajo matrimonio, cuando ya había aprobado, el año anterior, las oposiciones de Profesor Agregado de Gª e Hª de Instituto, en Albacete.  La dinámica seguía y, en 1969, aprobaba la oposición a Catedrático de Gª e Hª de la Escuela Normal de Badajoz. Con titularidad en dos plazas, Miguel se mantuvo en activo en la plaza de Albacete, mientras mantenía la excedencia en la de Badajoz. 

Todavía faltaba, en este mismo año, un nombramiento que alejaba a Miguel de la docencia, de sus alumnos. En efecto, por Decreto de 19 de diciembre de 1969 era nombrado Delegado Provincial del MEC en Albacete. Ahora, con esta nueva situación administrativa, sus dos plazas pasaban a una situación de excedencia especial. En 1976, Miguel deja la Delegación Provincial en Albacete y pasa a la de Murcia, hasta su cese voluntario en noviembre de 1977. Otra vez volvía Miguel a la enseñanza con otra novedad, la de contar desde 1973, por concurso de traslados, con la plaza de catedrático de Gª e Hª en la Escuela Normal de Albacete. Miguel regresaba a sus clases teóricas y prácticas en Geografía que tanto recuerdan sus alumnos. Junto a la docencia, Miguel manifestó también un gran interés por la investigación geográfica. 

La elaboración de su Tesis Doctoral, que le permitió obtener el Grado académico de Doctor, fue su primera oportunidad realizando un estudio de geografía urbana centrado en la ciudad de Albacete. Presentada en la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad Complutense de Madrid y defendida el día 28 de abril de 1975, obtuvo la calificación de Sobresaliente cum laude.

Por estos años quedaban los menores, el resto de los cuatro hermanos. A Miguel se le consultaban las cosas, se seguían sus indicaciones. 

Yo, Carlos, el hermano pequeño, escogí el camino de la docencia claramente influenciado por mi hermano Miguel. En todo momento él fue mi consejero, mi mecenas, consiguiendo que yo estudiara la carrera de Geografía e Historia como alumno oficial. Y lo logré gracias a su esfuerzo, el de mi madre y el de todos mis hermanos. Yo siempre estuve «entre algodones», fui el pequeño mimado por todos, llegando a estudiar en la Universidad de Valencia (cursos 1970 a 75) con residencia en un Colegio Mayor. Aprobé las oposiciones de Profesor Agregado de Gª e Hª de Instituto, tuve mi primer destino en Utiel (Valencia),   regresando a Albacete en el curso 1977-78, con plaza en el Instituto número 2. 

Pero todos somos conscientes de que ninguno de nosotros, incluido nuestro difunto hermano Miguel, sería lo que somos sin el esfuerzo realizado por nuestra madre para sacar adelante a la familia. Ella tenía una gran afición por la pintura. Así, en torno a 1969, con todos sus hijos ya ubicados, decidió retomar esa pasión. Hacía copias nada fáciles de cuadros de pintores del Renacimiento y del Barroco. Además, dado el interés de sus hijos por sus pinturas, cada cuadro era seguido por seis más, para regalo a cada uno de ellos. Su alma de artista se acentuó con la inauguración en 1975 del Taller de Artes Plásticas. Nuestra madre se incorporó allí, como una alumna más. Destacaba por la rapidez con que asimilaba las indicaciones que se le hacían. En esta etapa aprendió a pintar al natural y, en general, a realizar bodegones. Quién sabe si con esas dotes y, en otros tiempos más avanzados, nuestra madre hubiera sido una gran maestra, precursora sin duda de las grandes cualidades de enseñanza de nuestro hermano Miguel. Ella se marchó un 1 de julio de 1983, dejando tras de sí una estela de bondad, cariño y unión; una familia inmensa que no hubiéramos imaginado ni en nuestros mejores sueños. De ella Miguel, tú eras un pilar fundamental. Nos hemos quedado huérfanos por segunda vez. 

Descansa en paz querido hermano, no te olvidaremos. 

«Quien pasa por tu vida y deja luz, resplandece en el alma para toda la eternidad».