Los cazadores esperan una temporada con "abundancia"

Ana Martínez
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La caza deja en la provincia unos 145 millones de euros y genera más de 6.000 puestos de trabajo directos e indirectos

Imagen de archivo de una participante en el Campeonato Nacional de Caza en Albacete. - Foto: José Miguel Esparcia

Después de un año atípico, con restricciones sanitarias, prohibiciones de movilidad y temporales de nieve, la Federación de Caza de Castilla-La Mancha espera realizar una nueva temporada cinegética «muy buena», en la que primará la «abundancia» de aquellos trofeos que no se pudieron capturar en la temporada anterior, en la que se desarrollaron muchas menos cacerías y se practicó una caza «a nivel muy doméstico».

El delegado provincial y vicepresidente regional de la Federación de Caza de Castilla-La Mancha, Juan de Dios García, explica que las previsiones de los aficionados a la caza, ahora que se acaba de abrir la nueva temporada, son «muy buenas», dado las buenas condiciones climatológicas de la pasada primavera-verano, si bien «se ha producido una merma en perdiz» que, según aclara, «no se sabe muy bien a qué obedece».

Fue el pasado 8 de octubre cuando el Gobierno de Castilla-La Mancha abrió la veda para la caza menor de mamíferos, aves no migratorias, aves migratorias no acuáticas, salvo la tórtola común y la codorniz, así como especies de caza mayor como el ciervo, el gamo, el muflón y el jabalí. Y fue el pasado viernes, día 15, cuando se abrió la veda para las aves migratorias acuáticas en caza menor y la cabra montés para la mayor.

Juan de Dios García explica que el cierre de la temporada pasada, influenciada por las restricciones de movilidad entre comunidades autónomas como consecuencia de la pandemia, originó una actividad cinegética más tranquila, por lo que este año es posible que haya «mayor abundancia» en caza mayor, mientras que en caza menor las capturas podrían ser similares a las de temporadas pasadas, dado que, por ejemplo, la Administración regional -«con buen acierto», apunta-, habilitó medidas extraordinarias para lograr un control efectivo de la población de conejos, con el fin de que «no hiciesen daño a los cultivos».

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