Las tradicionales romerías primaverales, con imágenes de santos o vírgenes trasladadas en andas desde sus ermitas, son otros de los eventos populares que se ha llevado por delante la crisis sanitaria del Covid-19. No habrá esta vez imágenes de multitudinarios recorridos por los caminos albacetenses ni comidas familiares en los parajes naturales emblemáticos de cada municipio.

Tampoco por San Isidro, fiesta del patrón de los campesinos que se celebra la próxima semana y es una de las más arraigadas en la provincia. De hecho, el 15 de mayo figuraba este año como festividad local en 30 localidades albacetenses, el 35% del total. En otros muchos también estaban previstos actos especiales, aunque la jornada fuese laborable, o se había optado por trasladar las celebraciones al fin de semana.

Vecinos, parroquias y consistorios ya se habían hecho a la idea de que no podrían haber concentraciones multitudinarias para uno de sus festejos más queridos. Ya en abril, algunos ayuntamientos comenzaron a informar de la suspensión de los actos, principalmente aquellos donde las de San Isidro son las fiestas patronales, como Alcadozo o Casas de Juan Núñez.

El rosario de bandos de cancelación continuó en los últimos días en todas las comarcas albacetenses, con casos en los que los ediles han decidido retirar el carácter festivo a la fecha, por lo que la jornada pasara a ser laborable, mientras se espera que la evolución de la pandemia permita festejos más adelante. Así ocurre en Villamalea, cuya Corporación decidió el jueves, por unanimidad, «la anulación del día 15 de mayo como festivo local, dejándolo sin efecto y a expensas de que, terminado el estado de alarma, se pueda establecer una fecha más segura y de mayor participación de la población».

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