Almansa es una ciudad que tiene una relación muy intensa con el agua. A sus habitantes les gusta disfrutar de los paisajes y la naturaleza junto al antiguo embalse o pasear por los parajes de la Ruta de los Molinos. Pero bajo los pies de ésta última hay un mundo secreto, formado por una compleja red de túneles y canales que puede tener cerca de mil años de antigüedad. Éste es el mundo oculto de las minas de agua o qanats. 

Son muchos los almanseños que conocen de su existencia. Durante siglos, los agricultores regaron  con el agua de esta red y los molineros movieron sus muelas con sus caudales. Incluso hubo momentos en los que el suministro a la población dependió de los recursos que daba la tierra. A veces, como sucedió en 2017, las lluvias y los arrastres sacaban a la luz algún tramo, pero nadie sabía el tamaño de  este sistema. Hasta ahora.

Un reciente artículo publicado  por en el Boletín Geológico y Minero del IGME revela la tremenda complejidad de uno solo de estos quanats, el conocido como Mina de Agua de Zucaña, cuyas canalizaciones subterráneas están justo por debajo de la mentada Ruta de los Molinos. Sus autores son Bruno Ballesteros, Antonio González y Sergio Martos, del IGME; así como Miguel Antequera, del Departamento de Geografía de la Universidad de Valencia.

De acuerdo a los resultados de su investigación, la Mina de Agua de Zucaña (Zuc-Ayna en árabe) puede ser tan antigua como la propia ciudad, e incluso tener relación  con su fundación ya que los qanats son una invención persa, que los árabes extendieron primero por todo el norte de África y, posteriormente introdujeron en la Península Ibérica. De hecho, se sabe que fue gracias a los quanats perforados en la Sierra de Guadarrama que los musulmanes pudieron fundar  en el siglo IX un pequeño puesto militar llamado Magrit o Mayrit que hoy es la capital de España.

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