Capítulo cerrado

Agencias-SPC
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El municipio pacense quiere pasar página de una matanza que cumple tres décadas, pero que aún se sigue recordando en España

Momento en el que dos guardias civiles detienen a Antonio Izquierdo - Foto: EFE

La historia de un pueblo puede cambiar para siempre en un día. Una jornada por la que su nombre quede grabado para siempre en la memoria colectiva de todo un país. Treinta años después de aquel trágico 26 de agosto de 1990, la simple pronunciación de «Puerto Hurraco» es sinónimo de muerte, aunque les pese a los habitantes de este pequeño municipio pacense, que ansían cerrar ese capítulo que para la mayoría queda ya muy lejos en sus recuerdos. 

Tal es el sambenito que lleva a cuestas la localidad que desconfían cuando ven aparecer a la prensa cuando agosto va llegando a su fin. Saben qué hacen allí y lo que buscan. «Siempre decís que queréis hacer un reportaje positivo y huyendo de tópicos, pero luego publicáis lo que publicáis y el pueblo no quiere recordar, quiere olvidar», apunta Eduardo Tena, al que le tocó ser alcalde de Benquerencia de la Serena, población de apenas 400 habitantes y a la que pertenece Puerto Hurraco como pedanía, cuando se cumplió un aniversario redondo, los 25 años de la matanza. 

Tantas son las ganas de cerrar definitivamente este trágico episodio en el pueblo que el Ayuntamiento abrió un expediente de declaración de ruina a la casa de la familia Izquierdo, el inmueble en el que pereció la madre de los homicidas en un incendio y que fue el detonante de la tragedia. El lugar permanecía prácticamente igual desde hacía décadas, abandonado y a mitad de la tristemente famosa calle Carrera, la principal de Puerto Hurraco y recorrido de los asesinos aquel 26 de agosto, hasta que se demolió hace un lustro. Un paso más para el olvido.

Otro elemento para considerar cerrado este capítulo de la Historia negra española es que ninguno de sus tristes protagonistas está ya vivo, ni los autores de la masacre, Emilio y Antonio, ni sus hermanas Luciana y Angela, a las que se consideró instigadoras.

Así, Puerto Hurraco es hoy día un municipio normal de Extremadura, con los mismos problemas de paro que tiene la región, aunque goza su mayoría de vecinos de buena posición por sus ingresos gracias al olivar, principal sustento de la población. Como ocurre, además, en gran parte del país, muchos jóvenes se han marchado en busca de un porvenir mejor.

¿Podría repetirse?

«Esa España ya no existe como tal, es evidente. Todos nos hemos urbanizado, incluso la gente que vive en el medio rural», reflexiona Ricardo Magaz, presidente de la Sociedad Científica Española de Criminología. 

Aunque la Historia negra de España no deja de crecer con sucesos terribles, los elementos que acabaron estallando en Puerto Hurraco forman parte de una España que prácticamente está desaparecida. Las lindes de las tierras, los amores prohibidos, la endogamia de los pueblos... Elementos que fueron el caldo de cultivo de una matanza prácticamente inimaginable en pleno siglo XXI.

Eso sí, hay bajas pasiones, como la venganza, que siguen presentes en la sociedad y que, además, suelen ser la llama que prende la tragedia en multitud de actos bárbaros. Quizá nadie vuelva a coger una escopeta para matar a cuantos se crucen por su camino, pero seguirá muriendo gente en manos de vengativos asesinos.