La Puerta de los recuerdos

Ana Martínez
-

José García Rubio, conocido como 'Montero', trabajó en 1964 en la fabricación de la cancela que daba acceso al colegio Giner de los Ríos

‘Montero’ muestra el plano original de la puerta principal de hierros que durante 55 años estuvo en el Giner de los Ríos, hoy sustituido por la Ciudad de la Justicia. - Foto: Rubén Serrallé

Está originando una de las incertidumbres del verano. Desde que la puerta de acceso al antiguo colegio Giner de los Ríos, donde hoy ya se levanta la Ciudad de la Justicia, fuese retirada y entregada a la Diputación Provincial de Albacete, propietaria de la misma, un grupo de historiadores, apasionados de Albacete y de su patrimonio y exalumnos de Los Salesianos, están reclamando la conservación de esta cancela y su instalación en algún espacio público de la capital albacetense, dado que esta obra de forja está rematada en su parte alta con el escudo de la ciudad albacetense y, además, tiene 55 años de antigüedad. 
La puerta de hierros para el que fuera, en un primer momento, el Internado Benéfico Virgen de la Milagrosa, fue obra del taller de cerrajería artística y forja de José María Montero, hasta donde llegó José García Rubio en 1951 como aprendiz. Por aquel entonces, con 14 años, no imaginaba Pepe García que se convertiría en el yerno de Montero y, a su fallecimiento, en el heredero del negocio.
Tal fue la relación que mantuvo con su suegro, que Pepe García perdió casi su nombre y sus apellidos y pasó a ser conocido, directamente, como Montero: «Muchos creían que mi suegro y yo éramos padre e hijo», recuerda hoy este amante de Albacete, defensor a ultranza de la conservación del patrimonio de su ciudad natal, y estudioso, por afición, de su pasado. La Diputación Provincial aprobó en 1950 la construcción de un edificio como sede del Internado Benéfico Provincial, aunque las obras no comenzaron hasta dos años más tarde. En 1955 abrió sus puertas a cargo de la orden religiosa Hijas de la Caridad, para atender a menores, mayores y personas con problemas de salud mental. Fue en 1964, coincidiendo con la llegada de la congregación religiosa de San Juan Bosco, conocida como Salesianos, cuando el taller de Montero recibió el encargo de cerrar con una valla de hierro el perímetro del edificio y fabricar la puerta principal y una segunda más pequeña que daba acceso a la casa del conserje.

 

(Más información en edición impresa)