Desde muy niña, y gracias al movimiento scout, ha estado implicada en proyectos de fuerte comromiso social, destinados a ayudar a mejorar el mundo en el que vivimos. Estudió Humanidades y trabaja como técnica de Juventud y Voluntariado en la Federación de Scouts de Castilla-La Mancha. Desde hace dos años está más implicada en acciones por la defensa de los derechos humanos de las personas más vulnerables. Como dicen los Scouts, «hay que intentar dejar el mundo en mejores condiciones de cómo lo encontramos». Y eso intentará Elena Roncero desde el Colectivo Sin Fronteras  de Albacete que preside.

El Colectivo Sin Fronteras apareció el pasado año con motivo de una campaña a favor de los refugiados en Grecia. ¿Cómo surgió este movimiento cívico?

La semilla del colectivo empezó a germinar en 2018 cuando un grupo de personas sensibilizadas con el drama de las personas refugiadas se reunió, en torno a Manoli Díaz González, profesora de Música y Primaria de Albacete, muy involucrada junto a su familia con el drama de las personas refugiadas en Grecia. A través del contacto con la Plataforma de Apoyo a Refugiados de Almansa (PAR) y Caudete se mueve, entidades implicadas también en la causa, este grupo de personas se unió a la campaña de recogida de material de primera necesidad para enviar a Atenas, realizada en 2018.

En el año 2019 este grupo que más tarde formaría oficialmente el CSF Albacete, realizó una segunda y exitosa recogida, en la que también colaboraron otros colectivos, especialmente el grupo Mujeres Sin Fronteras y Accem. En marzo de ese año realizamos nuestra primera concentración para denunciar la vulneración de las personas refugiadas y exigir a los gobiernos una solución. A partir de ahí, todo quedó paralizado debido a la pandemia, pero tristemente esta situación hizo saltar en julio la horrible situación de los temporeros que en ese momento estaban viviendo en Albacete, en condiciones infrahumanas. Nuestro colectivo, aún sin formalizar, estuvo al lado de estos chicos durante todo el verano y después de lo vivido nos dimos cuenta de que era vital organizarse para intentar cambiar las cosas.

Me gustaría destacar que somos un equipo de ocho personas que trabajamos unidos con el objetivo claro de conseguir un Albacete más justo e integrador y defender los derechos humanos de todas las personas. Es un grupo diverso de personas activistas y muy comprometidas, con muchas ganas de revertir la situación a través del diálogo y trabajando en red con todos los colectivos e instituciones. Un gran grupo humano que he tenido la suerte de encontrarme en mi camino. Además, contamos con alrededor de treinta personas asociadas al colectivo que sostienen y apoyan nuestro trabajo.

¿Por qué se ha decidido constituirlo como asociación? 

Vimos que era necesario darle entidad legal al colectivo, no solo para dotarlo de una estructura, sino para tener más fuerza y visibilidad a la hora de conseguir objetivos y llegar más lejos. Creíamos que era lo más adecuado para tener voz en los distintos foros donde se trabaje por la dignidad de todas las personas, sea cual sea su procedencia y luchar contra su exclusión.

Su filosofía nace de la inquietud de un grupo de personas por conseguir una sociedad más integradora con refugiados y migrantes. ¿Por qué con estos colectivos? ¿Qué situaciones y problemas han detectado hasta ahora?

Las personas refugiadas son un colectivo muy vulnerable que sufre exclusión y una constante violación de sus derechos humanos fundamentales. Nacimos  para dar voz a los inmigrantes, refugiados y personas sin voz, porque la sociedad en la que vivimos muchas veces los quiere silenciados. Después de lo vivido el pasado verano con el Covid, la tremenda realidad de los temporeros nos golpeó en la cara. A partir de ese momento decidimos trabajar para intentar mejorar sus vidas para que sientan Albacete como una ciudad que los acoge y no que los rechaza. Creemos muy importante darles esa voz, que cuenten sus historias de vida, que la gente vea que son personas como nosotros e intentar que su vida mejore, siempre teniendo en cuenta que son los protagonistas y que hay que escuchar sus necesidades e inquietudes. Y es fundamental trabajar más profundamente para que conozcan sus derechos, el proceso para su regularización y una necesaria la labor de mediación de manera permanente.

Estas personas recogen las frutas y hortalizas que luego llevamos a nuestra mesa, a costa de vivir situaciones de explotación que rozan muchas veces la esclavitud. Llevan más de 15 años viniendo a nuestra ciudad y no se resuelve su situación de manera digna. Sabemos que es un camino difícil, pero al menos vamos a intentar colaborar para revertir esta situación de cara a la campaña del año que viene.

Durante estos meses con ellos hemos detectado un problema grave de comunicación, el idioma es una barrera que muchas veces les impide acceder a servicios básicos esenciales. Y luego está el problema de habitabilidad, es necesario dotar la ciudad de un espacio digno para que puedan vivir durante la campaña agrícola.

Efectivamente, una de sus pretensiones es establecer contacto con las instituciones públicas para que garanticen soluciones habitacionales a las personas migrantes, especialmente a los temporeros. ¿Se ha producido ya algún avance desde que se ordenó el desalojo de trabajadores de las naves de carretera de las Peñas?

Hemos presentado un escrito al Ayuntamiento, dirigido a Alcaldía, como carta de presentación del Colectivo y nuestros objetivos, esperando una pronta respuesta. Ese mismo documento se envió también a los partidos políticos. Durante este tiempo hemos empezado a entablar lazos comunicativos con diferentes asociaciones implicadas en estas áreas y también con algún grupo político que se ha interesado en reunirse con nuestro colectivo para abordar este tema. 

Desde nuestro colectivo apostamos por colaborar entre todas las partes implicadas, en la búsqueda de una solución a largo plazo, organizada y efectiva.

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