El retroceso de la ciudad a la Fase 3  ante el aumento de contagios por Covid-19 supone «la ruina» para el sector de la hostelería. Los hosteleros se vuelven a sentir criminalizados y consideran que están «pagando los platos rotos». Estas fueron algunas de las frases más repetidas ayer por los propietarios de los bares, cafeterías y restaurantes, que lamentaron que de un día para otro han tenido que acatar las restricciones, cuando lo lógico sería que, al menos, «nos informaran con antelación».
Las restricciones en la hostelería por el cambio de nivel se unieron al desconcierto generado entre los propietarios de establecimientos, que en la tarde del día 22 no sabían cómo actuar. Con decenas de reservas y las neveras llenas de género, muchos cerraron sus puertas -algunos lo cifran en un 60%- y los que permanecen abiertos, afirmaron que será su «ruina». Qué duda cabe de que el año no ha sido bueno para el sector, pero tenían la esperanza puesta en estos días de Navidad y «de una, esa esperanza se cae», declaró una de las hosteleras de la capital, que ahora no sabe cómo podrá afrontar los primeros meses del año que, por norma general, no son buenos.
Beatriz Ruiz, de la Taberna Volapié, lamentó que siempre pagan los mismos, cuando sus establecimientos «son seguros» porque son los únicos lugares en los que se  limpian las mesas y sillas cada vez que se levanta un cliente, se cumplen las distancias de seguridad y los aforos. Además, reseñó que parece que nadie ha pensado «en el empleo que se destruye, pues son muchas familias las que se quedan en el paro».

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