«Todo esto empezó mal, con una mala negociación del presupuesto en Bruselas y va a terminar con descontento generalizado de todos». Parece que con la nueva PAC no se sembró bien y por eso quizá no dé el mejor fruto. Al menos desde Asaja Castilla-La Mancha previenen sobre las consecuencias que podría tener para el campo regional. El secretario general de la organización, José María Fresneda, alertó de que «no pueden ser más exigencias ambientales y menos fondos, eso al final tiene poco recorrido».
Ni siquiera hay motivos de alegría con la reunión del miércoles del ministro de Agricultura y los consejeros del ramo de las comunidades autónomas, que tienen que concretar algunos aspectos cruciales de la aplicación de la PAC en España. «Ha habido un acuerdo de no acuerdo», señaló Fresneda, refiriéndose a que se han emplazado a seguir negociando. Cree que en la reunión «todo eran parámetros políticos» y eso ha dificultado que se haya concretado algo más. «Me imagino todos pensando:si digo eso, qué repercusión política tendrá en mi comunidad», apuntó.
También cree que al ministro le falta valentía en las propuestas para España. Mencionó algunas que son fundamentales como la convergencia, que busca que se cobre una ayuda similar por hectárea en cualquier punto del país. «En España es hasta el 85% como máximo y Europa lo pone como mínimo», expuso Fresneda que ve con envidia cómo hay países al 100% de convergencia.
«Van a salir beneficiadas las de siempre». Para esa convergencia es clave reducir el número de regiones para la PACy no se trata de áreas geográficas en sí, sino de tipos de cultivos. La propuesta de la Junta de Castilla-La Mancha era dejarlas en cinco regiones, pero al final serán veinte. Fresneda apunta que con esas veinte «van a salir beneficiadas las de siempre».
Ycomo casi siempre con la PAC, hay cierta preocupación por parte de las organizaciones agrarias con las exigencias medioambientales. En el anterior modelo se llamaba ‘greening’ o verdeo y eran requisitos que se imponían para cobrar parte de la ayuda. En este modelo funcionarán con lo que se denominan ‘ecoesquemas’. Fresneda expuso que en España no están definidos, pero que por lo que ha salido a la luz por ahora «no se pueden cumplir».
Fresneda cuestiona que en Europa «estamos intentando ser los más verdes del mundo», sobre todo porque recuerda que luegos los productos de aquí compiten con los de otros países. Explica que hay 700 sustancias activas que se pueden utilizar como «medicinas para las plantas» en el mundo, pero que en Europa la lista se reduce a 400. «Necesitamos que haya reciprocidad en las fronteras, no se trata de prohibir que entren cosas de fuera, pero que juguemos todos con las mismas reglas de juego», reclamó.