Republicanos y demócratas tienen en sus manos evitar un nuevo cierre de la Administración federal en Estados Unidos, después del vivido entre diciembre y enero y que supuso el más largo de la Historia del país. Sin embargo, las negociaciones sobre los Presupuestos entre ambos bandos están encalladas y el presidente de la nación, Donald Trump, no hace sino echar leña al fuego en este debate.  

El plazo para que no se produzca otro shut down acaba el próximo viernes y Trump acusó ayer a los demócratas de plantear «nuevas demandas» en materia de política migratoria en las conversaciones, culpándoles así de que se pueda producir esta eventual clausura de los organismos gubernamentales.

«Los demócratas no quieren detener o deportar a los extranjeros criminales. Es una nueva demanda. ¡Una locura!», denunció el mandatario, que criticó que sus rivales políticos son unos «santurrones». «Relajaos y divertíos», les aconsejó. 

 La financiación de la seguridad en frontera sigue siendo el principal motivo de roce entre los legisladores de los dos partidos, con Trump de por medio reclamando fondos para sufragar el muro que quiere construir en el límite con México. Los demócratas cuestionan ahora aspectos relativos a la detención, según desvela la prensa estadounidense. 

Al parecer, la oposición -que ahora lidera la Cámara de Representantes- quiere limitar a 16.500 el número de camas en los centros reservados para inmigrantes, mientras que los republicanos reclaman excluir a los delincuentes ya condenados de esta cifra. 

«No quieren ni poner a los asesinos bajo custodia. ¿Qué pasa?», se cuestionó Trump en una nueva crítica contra los demócratas.