«Como decimos, la misión no la eliges tú, te elige»

A.D
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Celia Monteagudo García, escritora, profesora de Inglés, desarrolló tareas de Inspección hasta su jubilación, hace dos años. Es la nueva presidenta-delegada de Manos Unidas en Albacete.

Celia Monteagudo García. - Foto: Arturo Pérez

Celia Monteagudo García, nueva presidenta-delegada de Manos Unidas, comentó a La Tribuna de Albacete los motivos que le llevaron a asumir nuevas tareas en la ONG de desarrollo de la Iglesia Católica y de voluntarios.

¿Cuántos años lleva usted en Manos Unidas?

Pues la primera vez que vine fue en 1999. Entonces acababa de escribir un artículo que me había pedido precisamente La Tribuna de Albacete, y también La Verdad, para Jueves Santo. Al final ponía que había que actuar a nivel local y a nivel global. Me dije a mí misma que a nivel global no actuaba, y fue una de esas intuiciones, lo que me hizo venir a Manos Unidas. 

Encontré unas voluntarias extraordinarias, unas mujeres que tenían una gran generosidad y humanidad. Me contagiaron su forma de ser, habían hecho un hueco para dedicárselo a los demás, y Manos Unidas me cautivó. 

¿Por qué?

Mira, eran mujeres de oración continua. Recuerdo a Josefina, que todo lo hacía por el Señor y hasta el último día de su vida estuvo aquí, igual que otras. Manos Unidas me aportaba mucho y me di cuenta la transparencia de tiene, el dinero que se recoge va a parar a los proyectos. Estuve desde 1999 a 2009. 

Tuvo que dejar momentáneamente Manos Unidas...

Por cuestiones de trabajo y tiempo, no podía dar tanto de sí.  Fui a la India en 2001 y allí me dijeron que si quería hacer una tesis doctoral sobre Sagradas Escrituras y llegó un momento en que además, con la escritura de libros solidarios y una Asociación de amigos de los dalit que formamos también, no había tiempo para más, pero cuando me jubilé, en 2018, rápidamente volví.

La compañera que estaba, muy bien preparada para ser presidenta-delegada, María Dolores Olalla, enfermó y me llamaron, justamente cuando también había salido de una enfermedad y me había recuperado, total que le dije al Señor: lo que tú quieras. Bueno, la pandemia me ayudó también porque tantos días encerrada, mirando por la ventana, te llevaba a plantearte que la vida era algo más. La vida es eso, dar vida, que es lo que a mí me han enseñado en la India, tenía que responder de alguna manera. Yo solo era voluntaria, estaba escribiendo un libro que saldrá en breve, Siguiendo las huellas de Jesús. La espiritualidad del reino, y había sacado otro durante la pandemia, sobre los intocables de la India;también daba charlas en Cáritas Diocesana de Albacete, pero como siempre decimos, la misión no la eliges tú, te elige a ti, había que venir y cumplir.

¿Qué planes tiene? 

Por el momento, solo pensamos en el presente, no podemos hacer muchos planes. Sabemos que tenemos el lanzamiento de la campaña, Contagia solidaridad para acabar con el hambre, que es febrero, para mandar la información a las parroquias, institutos, a todas partes. Será el día 11, jueves, a las seis de la tarde y teníamos reservado, en principio, el salón de la Diputación, pero si estamos en nivel 3 estará cerrado, entonces, será en el Obispado, online. Ahora mismo, nos adaptamos a las circunstancias y todo lo que se pueda hacer online, por supuesto, lo haremos.  

¿Qué proyectos desarrollarán?

Hemos cogido cuatro, dos en Guatemala, uno en El Salvador y otro en Uganda. Son proyectos de capacitación alimentaria donde se educa, se enseñan técnicas y en ello estamos. Como la sociedad albacetense siempre ha sido muy solidaria, esperamos que continúe siéndolo y que podamos sacarlos adelante.  

Tienen eventos muy complicados este año… 

La Operación Bocata, por ejemplo,  no se pudo hacer el año pasado, pero el Té solidario se hizo online y resultó muy bien. Continuamos con la campaña de la peseta que va de maravilla y el otro día estuvimos Pilar y yo en el Banco de España de Alicante y volvimos con casi 6.000 euros. La verdad es que la gente continúa trayendo sus bolsas con pesetas, algo que a nosotros nos ayuda mucho. Veo que hay mucha solidaridad y esto sigue adelante. 

Gestionamos el día a día y nosotros, como creyentes, pensamos que el Espíritu hace su parte y es en estas cosas relacionadas con el hambre, con la pobreza, donde hace una parte muy grande. Siempre he tenido presente y ahora lo tengo mucho más, lo que decía Juan XXIII, que tenía grandes problemas y no podía dormir, hasta que un día se sentó en la cama y se preguntó si en la Iglesia mandaba el Espíritu o él. De pronto dijo: el Espíritu, entonces, Juan, a dormir… Eso es, poner de nuestra parte y dejarle al Espíritu que haga la suya.