Según la Dirección General de Tráfico, conducir con una tasa de entre 0,3 y 0,5 gramos de alcohol por cada litro de sangre multiplica por dos el riesgo de sufrir un accidente de tráfico, ya que aumenta la excitabilidad emocional, disminuye la agudeza mental y la capacidad de juicio. A medida de la tasa de alcoholemia aumenta, también crece el peligro y es que se estima que cuando un conductor tiene una tasa de alcoholemia de 1,5  gramos de alcohol por cada litro de sangre, su tasa de incidencia de accidente se estima que es 22 veces mayor que la de un conductor sobrio.

Además el alcohol no sólo está relacionado con una mayor accidentalidad,  sino que también repercute en una mayor mortalidad, al ser un factor relacionado con un peor pronóstico en las lesiones sufridas.  

Según los datos facilitados por la Jefatura Provincial de Tráfico, cada vez son más los conductores que desoyen estas recomendaciones, ya que en los primeros seis meses del año las denuncias por conducir bajo los efectos del alcohol aumentaron en las carreteras de la provincia un 51,9%, con respecto al mismo periodo del año anterior. 

En concreto se ha pasado de los 129 conductores ebrios localizados en los primeros seis meses de 2020, a los 196 detectados en el primer semestre del presente del año. 

Negativa. Además también ha crecido notablemente el número de conductores que se negó a realizar las pruebas de alcoholemia, en concreto un 500%, ya que en los primeros seis meses del año pasado sólo un conductor se negó a efectuar estas pruebas de alcoholemia, frente a los seis que los han hecho entre el 1 de enero y el 30 de junio de este año. 

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