El concejal de Patrimonio, Juan Antonio Andújar, y el director del Instituto de Estudios Albacetenses (IEA), Antonio Selva, junto al responsable técnico de  la empresa encargada de las innovaciones técnicas, Juan Carlos Lorente, presentaron en la mañana de ayer «la herramienta virtual con la que se puede ver  y ayudará a comprender mejor,  en 3D, el trazado original de lo que pudo ser el Castillo de Hellín, en su momento de mayor apogeo, entre los siglos XII y XIII y en el que realizarán estudios y excavaciones próximamente». Se trata «de una reconstrucción   basada en la documentación realizada por el arqueólogo José Luis Simón, en la que se han realzado de forma virtual los volúmenes de las torres y lienzos de muralla de la fortificación».  Este novedoso material forma parte de un proyecto provincial auspiciado por el propio IEA, «que contempla hasta cerca de una veintena de castillos, fortalezas y torres a lo largo de toda la geografía de la provincia de Albacete», tal y como explicó Antonio Selva. El visitante, mediante un visor multimedia, «podrá manejar cada una de las vistas 3D, pudiendo acercase hasta el detalle o alejar y contemplar los edificios desde todos los puntos de vista, apreciando sus elementos y características, y consiste en el levantamiento topográfico y en 3D de algunos de estos edificios, mediante la aplicación de levantamientos digitalizados con drones y sistemas informáticos de recreación virtual». Hasta la fecha se han documentado, entre otros, los castillos de Yeste, Alcalá del Júcar, de Taibilla en Yeste, Almansa, Carcelén, Riópar, Chinchilla, la torre del Llano de la Torre de Yeste, la Torre de Haches de Bogarra y ahora el Castillo de Hellín, teniendo previsto documentar nuevas edificaciones en próximas fechas. Selva insistió «en la importancia de divulgar en lo posible el patrimonio cultural, tal y como viene desarrollando incansablemente el Instituto de Estudios Albacetenses». Según la documentación aportada por el director del Museo de Semana Santa, Pablo Cánovas, el Castillo se encuentra alojado en el cerro más alto del conjunto de pequeñas elevaciones formado por el propio Cerro del Castillo, el Cerro de San Rafael y el Cerro Barbudo. Su ladera occidental era en su momento escarpada y abrupta, circunstancia que se vio acentuada por su explotación como cantera de yeso en el siglo XIX e inicios del XX. La imagen medieval que tendrían estas edificaciones está desvirtuada debido al posterior crecimiento del núcleo urbano y la urbanización de los llanos próximos. Además, el Castillo fue alterado con la construcción de el Santuario de Nuestra Señora del Rosario en el siglo XVI, con ampliaciones en el siglo XVIII y XIX que afectan a parte del recinto meridional, o el desprendimiento de rocas de la ladera Oeste como consecuencia de terremotos, como el de 1755, 1899 y 1937.