Por una inclusión plena y autónoma

Ana Martínez
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Campañas de información, una accesibilidad cognitiva, el acceso al mercado laboral y una formación a la carta son los nuevos retos que se plantea Asprona como entidad que defiende los derechos de las personas con Síndrome de Down

Imagen de la Familia González Cantos. - Foto: José Miguel Esparcia

Tienen un cromosoma de más. No son enfermos. Ni tontos. Ni locos. Son personas con discapacidad intelectual, con los mismos derechos que cualquier vecino, con plena ciudadanía y con toda la legitimidad para mejorar su calidad de vida  y su participación en sociedad. Esta semana se ha celebrado el Día Mundial del Síndrome de Down con la difusión del vídeo La suerte de tenerte. Una jornada que ha servido para hacer repaso de lo que fue, es y hacia dónde tiene que caminar la sociedad para conseguir la inclusión plena de todos sus ciudadanos, solo por el simple hecho de serlo.

El director de apoyos de Asprona, Juan Martínez Carrillo, es el encargado de hacer el repaso histórico y la evolución que han experimentado los derechos de las personas con Síndrome de Down. Recuerda cómo hasta mediados del siglo XX eran segregados por las instituciones al ofrecer, como única alternativa, su ingreso permanente en un psiquiátrico. 

Fue en la segunda mitad del siglo pasado cuando empezaron a introducirse cambios significativos coincidiendo con el nacimiento del Estado del Bienestar, dentro del cual aparecieron las prestaciones sociales que necesitaban. «Es en el último tercio cuando aparece la idea de la integración, del reconocimiento de derechos y de participación», recuerda Juan Martínez, que subraya que para poder alcanzar este principio de normalización, «se pensaba que en la medida que se mejorase el enfoque médico sobre este trastorno, estas personas podrían adquirir mayor estatus en la sociedad».

Y bajo este principio de normalización se inició una etapa de gran optimismo que destacó por la implantación de la intervención temprana para que estas personas pudieran acceder y mejorar sus niveles de participación social.

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