Después de 11 años cumpliendo fielmente las labores de perro guía para su propietario, el escritor invidente Emilio Ortiz, la vida de Spock pasa a una nueva etapa en la que continuará en el domicilio de su propietario, pero ya no ejerciendo las funciones que con tanto celo llevó a cabo, hasta el punto que el propio Emilio destacaba el elevado grado de «simbiosis» que llegó a establecerse entre ambos.

El autor de A través de mis pequeños ojos y Todo saldrá bien adelantaba a La Tribuna de Albacete que el próximo lunes viajará a Madrid, a la Escuela de Perros Guía, para recibir a su nuevo compañero, del que no ha querido recibir comentario o dato alguno por parte del entrenador, «quiero vivir esa sorpresa, lo mismo que ocurrió con él».

«Spock tiene una salud de hierro y, aunque la esperanza media de vida de esta especie es de 14 o 15 años, él se conserva perfectamente, de hecho se pega carreras por el monte como si fuera un cachorro, pero soy partidario de jubilarlo antes de que comience un progresivo deterioro», apunta el escritor.

«El vínculo que he llegado a establecer con él en este tiempo es increíble -añade-, más que con otras personas, incluso estoy suelo decirlo delante de mi madre, mi pareja o mi hija, es como algo telepático, porque es el único ser que pasa conmigo las 24 horas del día, va conmigo a todas partes; como animal destacaría su nobleza y como perro guía la dedicación plena que tiene y el afán de protección absoluto hacia mí, parece que nació para protegerme».

Nacido hace 45 años en Baracaldo, Emilio Ortiz es licenciado en Historia y reside desde hace décadas en Albacete. Comenzó a publicar en 2015, año en el que obtuvo el segundo premio del Certamen Internacional Musas de Primavera con el relato Una sonrisa. Apenas un año después, ganó el primer premio en la undécima edición de los Premios Anade de Cuento con el relato Las angustias de un dibujo. Es aficionado a la escritura y a la lectura desde niño, pasiones que realizaba con mucho esfuerzo, sin poder llegar a concluirlas con éxito, dado que era deficiente visual; hoy en día es ciego total. Al descubrir el sistema braille, retomó su afición por escribir y leer, actividades en las que profundizó, ya siendo adulto, tras aprender a manejar ordenadores y dispositivos móviles con un software adaptado para ciegos.

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