Con luz propia

M. López
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Un tremendo silencio inundó las calles y plazas de Chinchilla en la oscuridad de la noche, tan solo roto por el sonido del tambor

Momento de partida de la Procesión de la Luz en la localidad de Chinchilla. - Foto: M. L.

A la hora prevista, con frío y viento, el Martes Santo se celebró la Procesión de la Luz en Chinchilla de Montearagón. Un tremendo silencio inundó las calles y plazas en la oscuridad de la noche, tan solo roto por el sonido del tambor. Un ambiente que invita al recogimiento y reflexión, rememorando el paso de Vicente Ferrer por la ciudad en 1411. Una singularidad de la Semana Santa declarada de Interés Turístico Regional.

Poco antes de las 23 horas se fue congregando un gran número de personas alrededor de la ermita de San Antón, para ver salir la imagen de Nuestra Señora de las Angustias, la única que procesiona esta noche, y formar parte de la comitiva que recorrerá el itinerario acostumbrado a la luz de las velas y antorchas y que, e esta ocasión, el viento impedía llevarlas encendidas.

Una gran Cruz Guía abre el desfile, llevada por la Cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y Nuestra Señora de los Dolores, seguida de estandartes y nazarenos con la túnica de sus respectivas cofradías, la Virgen y cerrando el cortejo el párroco, el presidente de la Junta de Cofradías, representantes de las distintas cofradías y hermandades y multitud de fieles. 

El recorrido transcurre partiendo desde la Ermita, continuando por las calles San José, Virgen de las Nieves y Arenal, donde realizó una parada, siguiendo hasta llegar a la plaza del Pilar, donde se detuvo de nuevo ante el Monumento al Nazareno. Acto seguido, continuó por las calles Escurrido y Diablos y Tiradores, Puerta Arco de la Villa y plaza de la Mancha, donde volvió a detenerse ante la réplica de la Santísima Virgen de las Nieves, patrona de la ciudad, recogiéndose en la Iglesia de Santa María del Salvador pasadas las doce de la noche.